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EDITORIAL

EL PRAGMATISMO NECESARIO PARA LA TRANSICI�N ENERG�TICA

Por: Alfonso Blanco
SECRETARIO EJECUTIVO DE OLADE



Las transiciones energ�ticas y la necesidad de tener una visi�n orientada a descarbonizar nuestras econom�as reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) son temas que a esta altura poco podemos cuestionar, m�s all� de las posiciones desinformadas de aquellos que desconocen o desestiman la cr�tica situaci�n que atraviesa el planeta en t�rminos ambientales.

Pero tambi�n debemos abordar el tema con pragmatismo a nivel de las soluciones posibles al problema. Los combustibles f�siles estar�n presentes en nuestra matriz de energ�a por un largo tiempo, porque la sustituci�n de fuentes no resulta inmediata, porque las inversiones en infraestructura energ�tica en base a combustibles f�siles a�n no se han amortizado, porque el estr�s financiero que involucrar�a a nuestras econom�as una total descarbonizaci�n no podr�a ser absorbido por muchas de nuestras naciones, porque el sobrecosto que muchas de nuestras econom�as observar�an una alteraci�n en la formaci�n de precios de sus bienes exportables y por el desequilibrio que las econom�as exportadoras de petr�leo podr�an tener ante una alteraci�n abrupta del escenario de demanda. Es decir, el estr�s que una transformaci�n abrupta de la matriz energ�tica generar�a en la econom�a global dif�cilmente pudiera ser soportado.

En ese contexto surge la idea de pensar en un combustible que trabaje acompa�ando estas transiciones. El concepto de fondo es que mientras la transformaci�n de la matriz global a fuentes renovables y mejoras en eficiencia energ�tica se va produciendo de forma gradual impulsado por las mejoras tecnol�gicas, el abatimiento de costos y la readecuaci�n normativa y regulatoria que sustenta esta transformaci�n, se trabaje en forma paralela en la descarbonizaci�n de la econom�a con combustibles de menor impacto en materia de emisiones de GEI y otros contaminantes. Esto no es alterar la visi�n de largo plazo de un planeta verde y con 100% de renovabilidad, sino que le da una visi�n pragm�tica a la soluci�n del problema ambiental inmediato.

En tal sentido en OLADE hemos realizado algunos c�lculos que entiendo permiten dimensionar lo antes expuesto.

La generaci�n de electricidad total a partir de carb�n mineral y combustibles l�quidos derivados del petr�leo en 2017 fue de 236 TWh, lo cual corresponde a una capacidad instalada total de  91 GW en toda Latinoam�rica y el Caribe. La generaci�n t�rmica a partir de carb�n mineral y combustibles l�quidos es aproximadamente el 15% de la generaci�n de electricidad total en LAC en t�rminos de energ�a. Esa generaci�n a partir de carb�n mineral y combustibles l�quidos tiene una emisi�n total de 162.3 millones de tonCO2.

Si reemplaz�ramos esa generaci�n t�rmica por centrales que operen a Gas Natural, se requerir�a instalar unos 91 GW de generaci�n aproximadamente que representar�an una emisi�n total de 42 millones de tonCO2. Este reemplazo significa una reducci�n de 118 millones de tonCO2 anuales para toda Latinoam�rica y el Caribe. Para dar una dimensi�n real de este ahorro en emisiones. Las emisiones totales de todo el parque automotor de LAC ascienden a 625 millones de tonCO2 con un parque automotor aproximado de 120 millones de veh�culos en toda nuestra regi�n. El impacto de sustituir toda la generaci�n en base a carb�n mineral y combustibles l�quidos por Gas natural en nuestra regi�n significar�a sacar de circulaci�n 20 millones de veh�culos, un 17% del parque automotor real.

Para la regi�n la medida representar�a una reducci�n de emisiones de CO2 en el sector el�ctrico cercana al 74% de las emisiones actuales de la generaci�n a partir de combustibles l�quidos y carb�n mineral, acci�n que brindar�a un importante aporte al cumplimiento de los compromisos clim�ticos asumidos por LAC.

La necesidad de financiamiento del reemplazo de centrales que operan con combustibles l�quidos y carb�n mineral por centrales de ciclo combinado a gas natural en t�rminos de inversi�n asciende a cerca de 92 mil millones de d�lares.

Por esto hablo de pragmatismo, porque el an�lisis del problema debe considerar una evaluaci�n del costo - beneficio y la dimensi�n de los impactos en el tiempo. Actuar en la mejora de eficiencia y reducci�n de emisiones en la generaci�n de electricidad es una medida costo efectiva y de alto impacto en un plazo temporal que resulta manejable y que no representa un factor de estr�s a nuestras econom�as. El gas natural es competitivo en costos respecto a otros combustibles, la disponibilidad tecnol�gica y costos de la infraestructura es comparativamente reducida respecto a otras fuentes y el impacto a nivel de reducci�n de emisiones es sustancial y es complementario a la incorporaci�n de fuentes de energ�a renovable brindando el respaldo necesario para la incorporaci�n gradual de fuentes intermitentes.

M�s all� del impacto a nivel de emisiones que el reemplazo de generaci�n t�rmica implica, existe una dimensi�n econ�mica y financiera del tema que no se debe subestimar. La sustituci�n de la generaci�n t�rmica f�sil existente por fuentes renovables representar�a la necesidad de incorporar aproximadamente 180 GW (en un mix e�lico y solar por ejemplo) en todo LAC, �nicamente para cubrir la generaci�n en t�rminos de aportes de energ�a, sin considerar la necesidad de potencia de respaldo. Esto en t�rminos medios representar�a una necesidad de inversi�n de 370 mil millones de d�lares y  sin considerar los aspectos de necesidad de respaldo en potencia o de almacenamiento que requerir�an las fuentes intermitentes.

En costos nivelados de energ�a las energ�as renovables hoy compiten de forma directa en precio por unidad de energ�a con la generaci�n a gas natural en la mayor�a de los pa�ses de nuestra regi�n, sin embargo, a nivel de costo nivelado de energ�a de las renovables el costo promedio ponderado del capital, que involucra directamente el costo de los fondos propios y de financiamiento son las variables de mayor incidencia en la formaci�n de estos precios. �Qu� quiero decir expl�citamente con esto? En escenarios de estr�s a nivel de una alta incorporaci�n de renovables por encima de las capacidades de los factores de producci�n de cada pa�s, fundamentalmente capital y trabajo, la competitividad en precios de las fuentes renovables se reduce porque se produce un aumento en la tasa de descuento que es aplicada a los flujos futuros.

Cerrando el tema, incorporar el concepto de un combustible de transici�n tiene un muy alto impacto en t�rminos de reducci�n de emisiones GEI para el cumplimiento de los compromisos medioambientales de la regi�n. Un combustible de transici�n permite este cambio gradual, asegurando un escenario de competitividad para las renovables y aportando el respaldo que la intermitencia de un portafolio de generaci�n con una alta renovabilidad presenta.