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EDITORIAL


TRANSICIONES ENERGÉTICAS EN EL MARCO DE PROCESOS ACELERADOS HACIA LA CARBONO NEUTRALIDAD


Por: Guillermo Koutoudjian

Director Interino de Integración, Acceso y Seguridad Energética
OLADE



Los países del mundo que están anunciando objetivos de carbono neutralidad para las próximas décadas continúan creciendo. Las ambiciones por la reducción de emisiones crecen a nivel global y América Latina y el Caribe no es la excepción.

Desde OLADE entendemos que debemos trabajar conjuntamente con nuestros Países Miembros y con distintos Organismos Internacionales para que, cada vez más, los países de nuestra región se sumen al objetivo de ser neutros en materia de emisiones de carbono para mediados del presente Siglo.

Muchos de nuestros países arrancan desde una posición ventajosa ya que la participación de las energías renovables en la oferta total de energía en nuestra región es significativa.

En términos de energía eléctrica, la participación de fuentes de energía limpia, incluida la hidroelectricidad, está cercana al 59%. Las fuentes renovables no convencionales como la eólica y solar crecieron globalmente a una tasa más rápida que nunca en las últimas dos décadas y podría esperarse que sigan creciendo aún más rápidamente que lo que lo han hecho hasta la pandemia.

La energía hidroeléctrica, la fuente más importante de generación limpia en América Latina y el Caribe, es esencial para mantener la seguridad del abastecimiento eléctrico, promover el crecimiento de la generación baja en carbono, el almacenamiento de energía y la construcción de sistemas eléctricos robustos.

En estos sistemas predominantemente hidroeléctricos, la incorporación de renovables no convencionales como la eólica y la solar dan lugar a nuevos desafíos a nuestros organismos encargados de despacho, pero al mismo tiempo los proveen de variabilidad en el suministro.

Pero en nuestra región todavía disponemos, en varios países, de recursos energéticos de origen fósil que, para muchos de ellos, son fuente de divisas para sus economías, fortalecen su seguridad energética y contribuyen al desarrollo de sus sistemas productivos y a sus economías regionales.

En el sector transporte encontramos necesario incrementar la participación de las energías bajas en carbono que hoy solamente tienen un rol complementario reduciendo emisiones a través de los vehículos eléctricos. La descarbonización de este sector debe ser considerada profundamente y, en el camino hacia la electrificación plena, la reducción de emisiones por el uso de biocombustibles y biogás es una opción para ser aprovechada, más aún cuando muchos de nuestros países son productores de biocombustibles con escala global.

También en la industria y en el sector residencial la bioenergía puede cumplir un rol complementario en la descarbonización.

Adicionalmente, en nuestra región toma impulso la importancia de la innovación en tecnologías energéticas, los nuevos vectores energéticos como el hidrógeno verde, la cuestión de las inversiones (públicas y privadas) en tecnologías limpias en un contexto pos pandemia y el rol cada vez más preponderante que tienen nuevos insumos básicos para las transiciones energéticas: los minerales críticos, muchos de ellos presentes en los países de nuestra región.

Las transiciones energéticas, en el marco de distintos senderos hacia la carbono neutralidad, nos brindan una nueva oportunidad para una inserción inteligente de nuestra región en el escenario energético mundial. América Latina y el Caribe están muy bien posicionada en las tecnologías energéticas del Siglo XXI con una notable dotación de recursos naturales necesarios para las transiciones energéticas y un notable potencial de incremento de las energías renovables repartidos a lo largo y ancho nuestra región.

Al mismo tiempo, muchos de nuestros países mantienen un potencial hidrocarburífero que les brinda seguridad energética y posibilidades de posicionarse como abastecedores de estas fuentes fósiles a la región y al mundo.

Nuestro común desafío será explotar sosteniblemente las tecnologías energéticas bajas en carbono y al mismo tiempo transicionar desde las fuentes fósiles sin afectar la seguridad energética o el acceso a la energía de los productores de hidrocarburos y teniendo como prioridad que esas transiciones energéticas sean justas e inclusivas, sin dejar a ninguno de nuestros habitantes detrás.

Como siempre, OLADE estará dispuesta a trabajar con nuestros Países Miembros para asistirlos en este escenario y cooperar con otros organismos internacionales en un marco de una realidad global compleja y cambiante donde la incertidumbre parece haber llegado para quedarse.





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