22
POBREZA ENERGÉTICA EN URUGUAY.
CONSTRUCCIÓN DE UN ÍNDICE MULTIDIMENSIONAL
ENTRE 2005 Y 2017
ENERGY POVERTY IN URUGUAY.
CONSTRUCTION OF A MULTIDIMENSIONAL INDEX BETWEEN 2005 AND 2017
Gastón Fernández
1
Recibido: 13/2/2023 y Aceptado: 24/5/2023
ENERLAC. Volumen VII. Número 1. Julio, 2023 (22 - 42)
ISSN: 2602-8042 (impreso) / 2631-2522 (digital)
Foto de Cedrik Wesche de Unsplash.
23
ENERLAC • Volumen VII. Número 1. Julio, 2023. ISSN: 2602-8042 (impreso) / 2631-2522 (digital).
OLADE – AUGM
RESUMEN
Esta investigación estudia la pobreza energética
en Uruguay, entendiéndola como la situación de
un hogar cuando no tiene acceso a servicios
energéticos básicos y asequibles. Se propone un
indicador multidimensional de pobreza ener-
gética (IPEM) en base a la metodología de
Alkire y Foster (2011). El mismo incluye cinco
dimensiones: cuatro referidas al acceso a ser-
vicios energéticos (calentamiento de agua
sanitaria, calefacción de ambientes, servicios
energéticos eléctricos y servicios energéticos
para alimentación e higiene,) y una referida al
gasto de los hogares en energéticos.
Se realizaron mediciones utilizando las Encues-
tas Nacionales de Gastos e Ingresos de Hogares
relevadas por el Instituto Nacional de Estadística
en 2005-06 y 2016-17. Los resultados indican
una mejora significativa: pasando de una inci-
dencia del 47% al 26,4%. La dimensión que
presentó mayores niveles de privación fue la
de gasto (16,8%), seguida de calefacción de
ambientes (9,6%). Se encontró una asociación
significativa entre deciles de ingreso e IPEM;
y en menor medida, entre IPEM y calidad de
la vivienda y región.
Por último, se hallaron debilidades en cómo se
obtiene información referida a gastos en leña,
gas licuado de petróleo y al acceso a servicios
energéticos de calefacción y calentamiento de
agua sanitaria, proponiéndose recomendaciones
para superarlas.
Palabras clave: Pobreza Energética, Desigual-
dad, Indicadores Multidimensionales, Energía,
Uruguay.
ABSTRACT
This research studies energy poverty in
Uruguay, understanding it as the situation of a
household when it does not have access to basic
and affordable energy services. A multidimen-
sional indicator of energy poverty (IPEM) is
proposed based on the methodology of Alkire
and Foster (2011). It includes five dimensions:
four referring to access to energy services
(sanitary water heating, space heating, elec-
trical energy services and energy services for
food and hygiene) and one referring to household
energy expenditure.
1 UTE (Administración Nacional de Usinas y Trasmisiones
Eléctricas). Uruguay
gastonfernandez83@gmail.com
https://orcid.org/0000-0002-3867-7098
24
It was carried out based on National Households
Income and Expenditure Surveys micro-data
carried out by Instituto Nacional de Estadística
in 2005-06 and 2016-17. The main findings
indicate a significant improvement: from an
incidence of 47% to 26.4%. The highest depriva-
tion levels corresponded to energy expenditure
(16.8%), followed by access to heating (9.6%).
A significant association was found between
income deciles and IPEM, showing important
gaps in deprivation levels between the lowest
and the highest per capita income; and to a
lesser extent, between IPEM and housing quality
and region.
Finally, weaknesses were found in how informa-
tion is obtained regarding expenses on firewood,
liquefied petroleum gas and access to energy
services for heating and sanitary water heating,
proposing recommendations to overcome them.
Keywords: Energy Poverty, Inequality, Multi-
dimensional indicators, Energy, Uruguay,
Expenditure.
INTRODUCCIÓN
Cada vez más, el acceso a servicios energéticos
en el hogar es un requisito inevitable para
alcanzar ciertos niveles de desarrollo humano,
ya que incide directamente en las posibilida-
des de educación, salud, o calidad de vida de
la población. Esto quedó de manifiesto en
2015, cuando la ONU aprobó la “Agenda 2030
para el desarrollo sostenible” donde se estable-
cieron los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible,
dentro de los cuales se encuentra el objetivo 7
“Energía asequible y no contaminante”, el cual
trata sobre la necesidad de acceder a la energía
para superar la pobreza y hacerlo mediante la
disminución de emisiones de CO
2
.
En esta línea, la política energética 2005-2030
de Uruguay elaborada por el Ministerio de In-
dustria Energía y Minería (MIEM), aprobada en
2008 por el consejo de ministros y ratificada
en 2010 por una comisión multipartidaria,
incorpora el eje social como uno de los pilares
centrales, definiendo como un objetivo general:
“Promover el acceso adecuado a la energía para
todos los sectores sociales de forma segura y a
un costo accesible”. (MIEM, 2009, 8)
Ahora bien, el alcance de este objetivo requiere
al menos poder dar respuesta a la siguiente
pregunta: ¿En qué medida la población uru-
guaya logra acceder a servicios energéticos
básicos y a un costo asequible? Esta investiga-
ción se propone dar respuesta a esta pregunta,
contribuyendo así a generar una base de conoci-
miento que favorezca al diseño e implementación
de políticas públicas.
Para esto se construye un índice multidimensio-
nal de PE basado en la metodología de Alkire y
Foster (2011), incorporando, tanto la efectiva
satisfacción de necesidades energéticas por par-
te de los hogares, como la proporción de los
ingresos requeridos por los mismos para el pago
de servicios energéticos. De este modo se
POBREZA ENERGÉTICA EN URUGUAY. CONSTRUCCIÓN DE UN ÍNDICE MULTIDIMENSIONAL ENTRE 2005 Y 2017
Fernández, Gastón
25
ENERLAC • Volumen VII. Número 1. Julio, 2023. ISSN: 2602-8042 (impreso) / 2631-2522 (digital).
OLADE – AUGM
entenderá que un hogar se encuentra en si-
tuación de pobreza energética cuando no
acceda a servicios energéticos básicos y
asequibles en el hogar. Las mediciones se
realizaron en base a datos de las Encuestas
de Gastos e Ingresos de los Hogares (ENGIH)
relevadas por el Instituto Nacional de Estadís-
tica (INE) en 2005-6 y 2016-17, las cuales son
las fuentes de información con datos de ingresos
y de los hogares más actuales en el país (INE,
2020). Estos resultados se analizan globalmente;
y se profundiza cada una de sus dimensiones
desagregando entre regiones y decil de ingresos.
TRAYECTORIA DEL CONCEPTO DE POBREZA
ENERGÉTICA
No es hasta la década de 1980, que en Inglaterra
se acuña por primera vez el término de “Fuel
Poverty” (pobreza combustible). El concepto es
introducido por Isherwood y Hancock en 1979,
luego que la crisis del petróleo de 1973-74
generara un aumento del precio de la energía
(Castaño, Solís, y Marrero 2020), y que se
constatara un aumento de muertes en los meses
de invierno respecto a los restantes meses del
año, debido en parte a las dificultades de la
población para hacer frente a los costos de
combustible para calefacción (Day, Walker
y Simcock, 2016). Sin embargo, no es hasta
1991, cuando Brenda Boardman, establece una
definición en función de si los hogares supera-
ban o no el umbral del 10% de sus ingresos
destinados a gastos energéticos. Diez años
después, el Reino Unido establece este criterio
como indicador formal de Fuel Poverty y define
una línea de política pública para actuar direc-
tamente sobre el tema. Luego, en 2012 se realiza
una revisión de la metodología, modificándose
este indicador por el indicador actual LIHC (Low
Income High Cost) (PNUD, 2018; Day,
Walker y Simcock, 2016).
Este ha sido, muy a grandes rasgos, el desarrollo
del concepto en Reino Unido. Sin embargo, la
idea de una medición que dé cuenta del vínculo
energía – pobreza, si bien surge en Inglaterra,
trascendió rápidamente las fronteras al resto de
Europa primero y a nivel internacional luego,
asumiendo en general el concepto de Pobreza
Energética (PE). En la actualidad, la investi-
gación en esta temática es liderada por Europa,
donde la mayoría de los países tienen medi-
ciones oficiales y políticas concretas sobre PE,
llegando incluso a establecer un Observatorio
de PE paneuropeo, con el objetivo de estanda-
rizar mediciones, compartir experiencias de
política pública e investigaciones sobre el tema
(Tirado Herrero, 2018; Thomson, Bouzarovski &
Snell, 2017).
En América Latina y el Caribe (LAC), sin embargo,
la PE aún no es un campo de estudio consolida-
do y su desarrollo, necesariamente presenta
diferencias respecto a los estudios realizados en
Europa, debido por lo menos a tres elementos.
En primer lugar, Europa presenta un clima en
promedio más frío, lo que implica que, para
gran parte del continente la calefacción de
ambientes sea un servicio de primera necesidad
en invierno. En segundo lugar, LAC presenta
niveles de desarrollo económico y social muy
disímil al europeo, con mayores niveles de
desigualdad y necesidades básicas insatisfechas.
Por último, los sistemas de información dispo-
nibles son también muy distintos entre ambos
continentes, lo que obliga necesariamente a
repensar el concepto a la hora de aplicarlo a las
distintas coyunturas nacionales. Pese a esto,
en los últimos años LAC ha asistido a un impor-
tante desarrollo de la investigación en esta área,
por ejemplo: Urquiza, et al. (2017) en Chile;
Calvo, et al. (2019) en Chile; Castelao y Méndez
(2019) en Argentina; García Ochoa (2014) en
México; Dehays y Schuschny (2019) en LAC;
Duran, (2018) en Argentina; Villalobos, Chavez
y Urube (2019) en Chile; Contreras (2019) en
Uruguay; Civitaresi et. al. (2021) en la provincia
de Río Negro, Argentina, etre otros. También
se pueden encontrar investigaciones en otros
contextos, como Shinichiro, (2017) en Japón;
Mirza y Szirmai (2010) en Pakistan; Nussbaumer,
26
et al (2011) en varios países de África, entre
varios otros.
La divergencia de condiciones estructurales
y coyunturas entre países, así como también
las distintas situaciones respecto a sistemas
nacionales de información, han favorecido que,
al abordar el tema, se hiciera desde perspecti-
vas muy distintas. Teniendo estos elementos
en cuenta, PNUD presenta una clasificación
que establece cuatro formas de entender la
PE: Básica -entendiéndola como la falta de
acceso a electricidad y fuentes modernas y no
contaminantes para la cocción-, restringidas
-definidas como la incapacidad para pagar por
servicios energéticos-, amplias -centradas en
el acceso efectivo a servicios energéticos en el
hogar- y complejas -las cuales incorporan las
anteriores, más una noción de subjetividad y la
dimensión espaciotemporal de la satisfacción-.
PNUD (2018)
La literatura internacional presenta también
varias tipologías de indicadores con los que se
puede medir la PE, algunos de ellos son: Culver
(2017), Gonzalez Equino (2015) y Rademaekers
et al. (2016). En grandes líneas -y sin entrar en
las particularidades de cada clasificación- la PE
ha sido históricamente medida: o bien desde
el acceso concreto a servicios energéticos en el
hogar (relevando fuentes de energía y tenencia
de bienes de confort), o mediante el análisis
de los gastos en los que incurren los hogares
para acceder a los energéticos
1
, o mediante la
autopercepción de las personas (relevando, por
ejemplo, si perciben que pasan frío o calor).
1  Este tipo de indicadores tienen una amplitud muy grande
a su interior, en tanto se pueden encontrar indicadores
absolutos o relativos, que midan gasto excesivo o reducido,
que incorporan mayor o menor fuentes de energía a
incorporar en el gasto, basados en gastos empíricos o
producto de modelaciones teóricas, como el caso del
indicador LHIC inglés (Rademaekers et al., 2016; Tirado
Herrero, 2018)
Como se ha expresado hasta el momento, la
PE es un fenómeno de naturaleza multidimen-
sional, por lo cual, si bien hasta aquí se han
descripto tipos de indicadores que abordan el
tema a través de alguna de sus dimensiones
(acceso y tenencia de bienes económicos,
asequibilidad del gasto, acceso a servicios ener-
géticos) las investigaciones a nivel internacional
sobre el tema, cada vez más asumen perspecti-
vas multidimensionales, tanto mediante índices
sintéticos, como mediante la combinación de
indicadores que relevan distintas dimensiones.
Algunos ejemplos de estudios multidimensio-
nales referidos a PE son: el Observatorio Europeo
de PE (EPOV), el cual unifica y sistematiza
mediciones en todos los países miembros,
mediante una batería de indicadores primarios
y secundarios; el índice tridimensional de PE
en Chile (Calvo et. al., 2019), que utiliza distintos
indicadores de acceso, calidad y gasto de los
servicios energéticos a través del análisis de
varias fuentes de datos secundarios; el Índice
de PE multidimensional basado en la percepción
Un hogar se encuentra
en situación de pobreza
energética cuando no
acceda a servicios
energéticos básicos y
asequibles en el hogar.
POBREZA ENERGÉTICA EN URUGUAY. CONSTRUCCIÓN DE UN ÍNDICE MULTIDIMENSIONAL ENTRE 2005 Y 2017
Fernández, Gastón
27
ENERLAC • Volumen VII. Número 1. Julio, 2023. ISSN: 2602-8042 (impreso) / 2631-2522 (digital).
OLADE – AUGM
(PMEPI) (Villalobos, et. Al., 2019) que utiliza
la metodología Alkire y Foster (2011) con indi-
cadores de autopercepción; el estudio de
Nussbaumer (2011) donde estudian la PE en
varios países de África también utilizando el
método de Alkire y Foster; Contreras (2019)
quien elabora una medición multidimensional,
mediante la construcción de un índice de vulne-
rabilidad energética (IVE) aplicado a Montevideo
y su área metropolitana, entre muchos otros.
En Uruguay se pueden encontrar investigaciones
que asuman una definición restringida de la PE,
mediante indicadores de gasto, concretamente
utilizando el umbral de 10% de los ingresos del
hogar, por ejemplo: Messina (2015) y Amarante
y Ferrando (2011). Sin embargo, el desarrollo
de investigaciones en PE desde una perspecti-
va multidimensional es insipiente, identificando
únicamente la investigación de Contreras, 2019,
la cual es una investigación de vulnerabilidad
energética
2
y la investigación (aún no publicada)
llevada adelante por Red de Pobreza Energética
de la Universidad de Chile en 2021).
METODOLOGÍA PARA LA CONSTRUCCIÓN DEL
IPEM
Respecto a las fuentes de información y sus
limitaciones
El trabajo empírico se realizará en base a la
Encuesta de Gastos e Ingresos de los Hogares
2016-17 realizada por el INE. Se presentan
comparaciones con la ENGIH 2006-07 a efectos
de obtener una perspectiva del fenómeno en
el tiempo. Ambas encuestas, pese a presentar
2  La vulnerabilidad energética, a diferencia del de PE es
esencialmente un concepto probabilístico; en tanto se centra
en las características y factores de los hogares que afectan
la probabilidad (el mayor riesgo) de caer en PE, al margen
de cómo definamos la misma. La noción de vulnerabilidad
reconoce que un hogar puede abandonar la condición
de PE (o caer en ella) ante un cambio en algunas de estas
circunstancias. (Bouzarovski y Petrova, 2015; Bouzarovski,
2018; Thomson, Bouzarovski y Snell, 2017).
algunas diferencias entre sí, aportan información
de los ingresos de los hogares; de sus gastos en
energía discriminados por fuente (electricidad,
gas licuado de petróleo -GLP-, leña, Fuell oil, etc);
y de los bienes de confort de los que disponen los
hogares. (INE, 2009; INE, 2020).
Las encuestas de gastos son muy útiles para los
estudios de PE, ya que obtienen información de
ingresos, gastos, fuentes de energía utilizadas y
bienes económicos dentro de un mismo hogar.
Sin embargo, al no ser diseñada para el estudio
de aspectos energéticos, los registros de gastos en
GLP y leña presentan un subregistro que dificulta
seriamente el cálculo de gastos energéticos por
hogar.
A modo de ejemplo, la pregunta concreta refe-
rida al consumo de leña es “En el mes pasado,
¿cuánto pagó su hogar por leña?. Utilizar un
período de referencia de gasto mensual con la
leña genera una gran dificultad, ya que en gene-
ral, este consumo suele estar caracterizado por
grandes gastos, pocas veces en el año y con una
alta estacionalidad en el invierno. Otros países
como España han resuelto asignarle un período
de referencia anual
3
, o sea que se consulta por los
gastos en el último año hasta el día de realizada
la encuesta; Chile, por ejemplo, ha optado por
preguntar directamente el período de referencia
al entrevistado
4
. En Uruguay, al contar con datos
que referencian al último mes de consumo, se
obtuvo un gran número de respuestas con gasto
cero, en especial en los hogares encuestados
en verano y primavera. Además, el hecho que los
3  Esto se puede observar en los cuestionarios y en los docu-
mentos metodológicos de la encuesta de gastos española
disponibles en https://www.ine.es/dyngs/INEbase/es/
operacion.htm?c=Estadistica_C&cid=1254736176806&
menu=metodologia&idp=1254735976608
4  Puede consultarse el formulario de relevamiento de gastos
del hogar de la Encuesta de Presupuestos Familiares en Chile
disponible en https://www.ine.cl/docs/default-source/
encuesta-de-presupuestos-familiares/formularios/viii-
epf---(junio-2016---junio-2017)/3-lgh-viii-epf.pdf?sfvrsn
=3d8386a_2
28
gastos sean pocos en el año, pero con montos
muy elevados, distorsiona las mediciones de
PE al hacer que hogares de altos ingresos sean
computados por los indicadores de gasto como
pobres energéticos debido a presentar gastos
en leña muy elevados, pese a que su utilización
pueda corresponder a varios meses o incluso a
un año completo. Con el GLP, sucede lo mismo,
aunque en menor proporción.
Debido a esto, se elaboró un método de
desestacionalización, mensualización e imputa-
ción de valores perdidos mediante medias
condicionadas para datos agrupados según las
variables “tamaño del hogar”, “región” y “quintil
de ingresos”. Al desestacionalizar y mensualizar
los gastos en leña, los gastos se reducen
ampliamente, por lo que su incidencia disminuye
fuertemente en el gasto general. El efecto
conjunto de la mensualización de la leña junto
con la imputación de gastos de leña y GLP,
genera una disminución porcentual del indicador
del 5,8%, generando un aumento únicamente
en los hogares del primer decil de ingresos.
La estructura y dimensiones del IPEM
La metodología utilizada en esta investigación
para la construcción del IPEM es derivada de la
metodología desarrollada por Alkire y Foster
(2011). Esta metodología se denomina de corte
dual, debido a la definición de dos umbrales de
privación; uno por dimensión y uno general a
todo el índice. De este modo, en primer lugar,
se definen una serie de dimensiones (d) e
indicadores (j) a relevar. Luego, para cada indi-
cador se debe definir un umbral (z) que permita
identificar si una persona sufre privación o no
en cada dimensión; se pueden definir también
ponderadores (w) de cada indicador dentro de
cada dimensión. Luego se establece un segun-
do umbral (k), que refiere a la cantidad de
privaciones necesarias para que un hogar expe-
rimente pobreza multidimensional. Si al observar
un hogar (i), su suma ponderada de privaciones
(es superior a este segundo umbral (k), entonces
se está en situación de pobreza multidimen-
sional. Estos elementos se presentan en la
siguiente ecuación:
Donde: x
ij
= logro del hogar i en el indicador j;
z
j
= umbral definido para el indicador j; p
ij
es el
valor que asume cada indicador según se esté por
debajo o por encima del umbral; w
j
= ponderador
del indicador j; k = umbral de privaciones para ser
considerado pobre multidimensional; C
I
= suma
ponderada de privaciones de cada persona
Esta metodología permite calcular tres
indicadores principales. En primer lugar, la
tasa de recuento (H) o incidencia de la pobreza,
que es la proporción de hogares con pobreza
multidimensional (q), dentro del total de hogares
(n), tal como se expresa en la siguiente ecuación:
En segundo término, se calcula la intensidad
de la pobreza (A), que representa el promedio
ponderado de privaciones para el subconjunto
de los hogares en situación de pobreza multi-
dimensional. Para su cálculo se censuran las
privaciones que experimentan los hogares no
pobres. De este modo, se define un vector
censurado de recuento de privaciones pondera-
das c(k) de forma tal que si c
i
< k entonces
c
i
(k) = 0. A partir de esto, se calcula A, tal como
se expresa en la siguiente ecuación (Alkire y
Foster, 2011; Alkire et. al. 2015):
x
ij
< z
j
p
ij
= 1
x
ij
> z
j
p
ij
= 0
Σ
j
p
ij
w
j
= C
i
S
i
C
i
> k
d
Se clasifica
como pobreza
multidimensional
H =
q
n
A =
c
i
(k)
q
Σ
q
i
POBREZA ENERGÉTICA EN URUGUAY. CONSTRUCCIÓN DE UN ÍNDICE MULTIDIMENSIONAL ENTRE 2005 Y 2017
Fernández, Gastón
29
ENERLAC • Volumen VII. Número 1. Julio, 2023. ISSN: 2602-8042 (impreso) / 2631-2522 (digital).
OLADE – AUGM
El tercer y principal índice es la Tasa de Recuento
Ajustada (M0) – resultado del producto de H y
A. Intuitivamente M0 se puede entender como el
cociente entre el total de privaciones de los hogares
identificados como pobres multidimensionales
y la cantidad máxima de privaciones posibles en
los hogares que componen la muestra, tal como se
expresa en la siguiente ecuación (Alkire y Foster,
2011; Alkire et. al. 2015):
Para el IPEM se seleccionaron 4 dimensiones
referidas al acceso a servicios energéticos dentro
del hogar (servicios energéticos eléctricos,
calentamiento de agua sanitaria, calefacción
de ambientes y servicios energéticos para la
alimentación). La quinta dimensión del IPEM
refiere al gasto
5
. Debido a la complejidad de
los indicadores de esta última dimensión, a
continuación, se profundizará en la misma.
Dimensión de gasto: esta dimensión, en cierto
sentido, es transversal a las restantes, en tanto
el acceso a servicios energéticos no puede reali-
zarse a cualquier costo. No sería deseable, por
ejemplo, que, por solventar costos energéticos,
un hogar no alcance a cubrir los gastos mínimos
de alimentación, vestimenta, educación, u otros;
o que aun cubriendo estos, la satisfacción de
sus necesidades energéticas implique un esfuer-
zo muy elevado o incluso muy desigual a nivel
de toda la población. Por otro lado, gastos muy
reducidos pueden estar indicando la no satis-
facción de necesidades o el acceso irregular a
servicios de electricidad, lo que a su vez puede
generar problemas tanto a nivel de la calidad
del servicio, como de la seguridad de este.
5  Las 5 dimensiones fueron analizadas a la luz del co-
eficiente de correlación de Spearman, en tanto se trata en
todos los casos de variables dicotómicas. Encontrándose una
muy baja correlación entre las mismas, por lo que las pri-
vaciones en unas no se asocian a las privaciones en otras.
Se usarán dos indicadores; uno de gastos no
asequibles; y otro que evidencia gastos reduci-
dos, que puedan estar indicando la no satisfacción
de necesidades.
Respecto al primer indicador de gasto no ase-
quible, está compuesto por dos subindicadores:
en primer lugar, el indicador del umbral del 10%
en tanto es de sencilla comprensión, además
de ser un indicador ampliamente utilizado a
nivel internacional; y, en segundo término, un
indicador de “ingresos insuficientes” el cual
surge como una variante del indicador propues-
to inicialmente por Moore (2012) primero y
Clavo et. al. (2019) luego. El mismo identifica que
un hogar es pobre energéticamente si luego de
descontados sus gastos energéticos, el ingreso
residual disponible no permite cubrir los costos
de vida mínimos. En nuestro caso, se utilizará
la Línea de Pobreza (LP) como umbral de costo
de vida mínimo, aunque teniendo en cuenta
que, en el método de construcción de la LP, se
consideran los costos energéticos implícitos,
se ajustará la misma restándole la media de
la proporción de ingresos destinados a gastos
energéticos de la población, la cual, según datos
de la ENGIH 2016-17 corresponde al 4,85%, por
lo que el valor de la LP ajustada es de 0,952LP.
De este modo, un hogar estará en situación de PE
si: I ― GE < LPA
Donde I = ingreso total del hogar
6
CVL;
GE = es el gasto energético y LPA = Línea de
Pobreza Ajustada, que equivale a la LP menos
la mediana de la proporción de ingresos destina-
dos a gastos energéticos del total de la población.
Este indicador refleja información de hogares
pobres y hogares que, pese a no ser pobres por
6  La metodología de la LP se desarrolla con ingresos con
valor locativo. Debido a que el indicador compara ingresos
con la LP, y la LP se calcula con ingresos cvl, todos los cálculos
realizados en este documento se harán con valor locativo,
según la metodología del Instituto Nacional de estadística
de Uruguay (INE, 2006)
M0 = H
*
A =
1
n
c
i
(k)
Σ
n
i
30
ingreso, debido a sus bajos ingresos en relación
con sus gastos energéticos, caen por debajo de es-
te umbral. De este modo, el componente de gasto
no asequible del IPEM será una combinación
de los dos indicadores hasta aquí descritos,
identificando privación cuando se supere el
umbral de 10% de ingresos destinado a gastos
energéticos y/o cuando, luego de realizado los
gastos energéticos, el hogar quede con ingresos
por debajo de la LP ajustada.
Por otro lado, se utilizará también un segundo
indicador de gasto reducido basado en el indi-
cador de la Unión Europea “M/2”, el cual define
pobres en energía a los hogares cuyo gasto
energético absoluto está por debajo de la mitad
de la mediana nacional. En nuestro caso, se
asumirá un enfoque más conservador, definiendo
un umbral de un tercio de mediana de gasto
energético absoluto que los hogares de su grupo
de referencia (definido en base a la cantidad
de integrantes, la región y la cantidad de habita-
ciones de la vivienda).
Este indicador de gasto reducido se construye
en función del comportamiento en el uso y gasto
energético de toda la población (con PE o no)
y es, por lo tanto, un indicador relativo, por lo
que incorpora un enfoque de desigualdad, tanto
en el gasto energético, como en la satisfacción
de necesidades. La privación en este indicador
remite directamente a mantener cierto nivel
de desigualdad con un grupo definido como
de referencia, respecto al cual se estudia su ac-
ceso a servicios energéticos, utilizando su gasto
energético como proxy. Si bien contar con
artefactos para la satisfacción de servicios
energéticos, como por ejemplo heladera, calefón,
tv, etc, es un buen indicador; es claro que un
hogar puede tener un artefacto y no utilizarlo
por no ser capaz de afrontar sus costos de uso
y, por lo tanto, no satisfacer sus necesidades.
Por ello, el indicador de gasto reducido
incorpora una perspectiva relativa que permite
complementar el relevamiento de artefactos en
el hogar, con un enfoque donde los gastos ener-
géticos del hogar se consideran en función
del gasto del resto de los hogares de similares
características. De esta forma es posible identifi-
car hogares que, pese a contar con los artefactos
necesarios, tienen un nivel de gasto energético
menor a un tercio de la mediana del gasto del
resto de los hogares de su grupo de referencia.
En cuanto a los ponderadores (w), se utilizará una
igual ponderación para cada indicador (0,125). Se
tomará un valor de k = 0,125, correspondiente a
tener un indicador con privación. Para todas las
mediciones, los gastos contemplados refieren
a electricidad, leña, GLP, gas por cañería, kero-
sene, carbón, fuel oil (únicamente en ENGIH
2005-6) y no incorpora gastos por transporte.
Foto de Joshua Lanzarini de Unsplash.
POBREZA ENERGÉTICA EN URUGUAY. CONSTRUCCIÓN DE UN ÍNDICE MULTIDIMENSIONAL ENTRE 2005 Y 2017
Fernández, Gastón
31
ENERLAC • Volumen VII. Número 1. Julio, 2023. ISSN: 2602-8042 (impreso) / 2631-2522 (digital).
OLADE – AUGM
Cuadro1: Estructura del IPEM (dimensiones, indicadores y ponderadores)
Dimensiones Indicadores y
Servicios
energéticos
Método de cálculo y
umbrales de respuesta
Ponderación
Dimensión
de gasto
Gastos no
asequibles
El indicador asume valor 1 si:
GE > 10% I Y/O I - GE <LPA
Donde I = ingresos totales del hogar CVL;
GE = es el gasto energético y
LPA= Línea de Pobreza
Ajustada, que equivale a la LP menos la
mediana
de la proporción de ingresos destinados a
gastos energéticos de la población.
0,125
Gasto Energético
Bajo
GE < 31GE
GR
GE = Gasto Energético Bajo
GE
GR
= Mediana del Gasto Energético de
grupo de referencia
0,125
Servicios
energéticos
eléctricos
Iluminación El hogar utiliza energía eléctrica
para iluminar
0,125
Entretenimiento
y/o
comunicación
El hogar cuenta con alguno de los siguientes
artefactos: TV, radio, PC, laptop, tablet
0,125
Servicios
energéticos para
la alimentación
Cocción de
alimentos
La fuente principal utilizada para la cocción
de alimentos es electricidad, glp,
o gas natural
0,125
Conservación de
alimentos
El hogar cuenta con refrigerador 0,125
Calentamiento de
agua sanitaria
Calentamiento de
agua sanitaria
El hogar cuenta con calefón, termofón
o calentador instantáneo
0,125
Calefacción de
ambientes
Calefacción de
ambientes
El hogar utiliza alguna fuente de energía
para calefaccionar ambientes
0,125
Fuente: Elaboración propia.
32
RESULTADOS
A continuación, se puede observar la evolución que ha tenido el fenómeno en ambas mediciones, con
los datos de H, A y M0 discriminados por regiones. En todos los casos, los datos se calculan tomando
al hogar como unidad de análisis y en cada cuadro se presenta el valor del estadístico de asociación
utilizado, así como su nivel de significación
7
.
Cuadro2: Variación porcentual del IPEM entre 2005 y 2017 por regiones
Región
2005-6 2016-17 Variación porcentual
H* A** MO H*** A**** MO H A MO
Montevideo
38,5% 0,222 0,086 23,7% 0,173 0,041 -38,5% -22,4% -52,3%
Interior > 5.000 hab.
50,3% 0,234 0,117 25,5% 0,172 0,044 -49,3% -26,3% -62,6%
Interior < 5.000 hab.
62,9% 0,273 0,172 35,7% 0,176 0,063 -43,2% -35,8% -63,6%
Total
47,0% 0,237 0,111 26,4% 0,173 0,046 -43,9% -27,0% -59,0%
* V de Cramer = 0,167 (p = 0,000) *** V de Cramer = 0,095 (p = 0,000)
** Gamma de Goodman - Kristal = 0,245 (p = 0,000) **** Gamma de Goodman - Kristal = 0,139 (p = 0,000)
Fuente: Elaboración propia. Datos ENGIH 20016-17 y 2005-6
7  En todos los casos, para asociación entre variables nominales se utilizará el estadístico V de Cramer; para asociación
entre variables ordinales o dicotómica y ordinal, se utilizará el estadístico Gamma de Goodman-Kriskal; para asociación
entre variables continuas o dicotómica y continua se utilizarán coeficientes de correlación según corresponda.
Se utilizará un nivel de significación del 0,01 y se asumirán valores de asociación según el siguiente criterio: muy
débil<0,1<débil<0,3<moderada<0,6<fuerte<0,8< muy fuerte.
Como se observa en el cuadro 2, hubo una
importante mejora entre ambas mediciones;
la tasa de recuento ajustada (que nos brinda
una imagen global de la PE) ha disminuido un
59%, en línea con la situación socioeconómica
de Uruguay. A modo de ejemplo, entre 2006
y 2018 la pobreza monetaria en Uruguay dis-
minuyó un 78%, mientras la pobreza multidi-
mensional en personas de más de 18 años lo
hizo un 31%, evidenciando una mejora gene-
ralizada en los niveles de privación de los
uruguayos. (Machado y Vigorito, 2021)
En cuanto a las distintas regiones analizadas,
se puede observar que, si bien el IPEM se redujo
en todas ellas, el interior presenta una disminu-
ción porcentual aún mayor que la de Montevideo,
tanto en M0 como en H y A. Los estadísticos
para los datos 2016-17 arrojan una asociación
muy débil entre las regiones con respecto a H y
débil respecto a A. Pese a esto, se constata que
a medida que nos alejamos de los entramados
urbanos, aumenta la PE (a excepción de los
hogares del interior con más de 5000 habitantes
en la última medición), evidenciando las mayo-
res dificultades de los hogares de localidades
de menos de 5000 habitantes para acceder a ser-
vicios energéticos asequibles.
En el cuadro 3 presentan las contribuciones a M0
por dimensiones e indicadores.
POBREZA ENERGÉTICA EN URUGUAY. CONSTRUCCIÓN DE UN ÍNDICE MULTIDIMENSIONAL ENTRE 2005 Y 2017
Fernández, Gastón
33
ENERLAC • Volumen VII. Número 1. Julio, 2023. ISSN: 2602-8042 (impreso) / 2631-2522 (digital).
OLADE – AUGM
Cuadro3: Tasa de recuento ajustada (MO) desagregada según contribuciones de sus dimensiones
e indicadores para hogares en 2016-17
Dimensión
SE eléctricos
SE para la
alimentación
Calentamiento
agua sanitaria
Calefacción
de ambientes
Dimensión
del gasto
Indicador
Iluminación
eléctrica
Entretenimiento
y/o comunicación
Conservación de
alimentos
Cocción de
alimentos
Calentamiento de
agua sanitaria
Calefacción de
ambientes
Gasto
energético
Gasto no
asequible
Contribución
por indicador
0,000125 0 0,001875 0,001625 0,006875 0,012 0,01025 0,013
Contribución
por
dimensión
0,0001 0,004 0,007 0,012 0,023
MO total = 0,046
Fuente: Elaboración propia. Datos ENGIH 2016-17.
El 50% del valor total de M0 (0,046) es explicado
por la dimensión de gasto, la cual a su vez
presenta un valor cercano al doble de la segunda
dimensión con mayor contribución (calefacción
de ambientes).
Las dimensiones del IPEM, análisis de sus
tasas de recuento (H)
A continuación, se presenta el cuadro 4 donde
se descompone el IPEM en dos cuadrantes que
contienen los valores de la tasa de recuento
simple (H) de cada dimensión; y los indicadores
de gasto que utiliza el IPEM de forma desagregada.
Acompañando al cuadro, se presenta el gráfico
1, donde en el eje horizontal se observan las
dimensiones del IPEM y en el vertical la tasa de
recuento (H) de cada una de ellas. También se
presenta el gráfico 2 que ilustra la evolución de
los indicadores gasto, con los períodos de tiempo
en el eje de las ordenadas y las tasas de recuento
de cada indicador en las abscisas.
Cuadro 4: Tasa de recuento simple (H) por dimensiones e indicadores de gasto. Variación entre 2005
y 2017.
Año
Dimensiones del IPEM Indicadores de gasto
SE eléctricos
SE para la
alimentación
Calentamiento de
agua sanitaria
Calefacción de
ambientes
Dimensión de
gasto
Gasto
energético
bajo
Gasto no
asequible
2005-6 4,2% 9,8% 14,9% 15,8% 36,3% 8,5% 34,1%
2016-17 0,1% 2,6% 5,5% 9,6% 16,8% 8,2% 10,4%
Variación
porcentual
-97,6% -73,5% -63,1% -39,2% -53,7% -3,5% -69,5%
Fuente: Elaboración propia.Datos ENGIH 2005-06 y 2016-NGIH 2005--6 y 2016-17 (Chi cuadrado, p=0,000)
34
Gráfico 1: Dimensiones del IPEM. Gráfico 2: Indicadores de gasto.
Dimensión
de gasto
2016-17
2005-6
Calefacción
de ambientes
Calentamient
o
de agua
sanitaria
SE para la
alimentación
SE eléctricos
0,0% 5,0% 10,0%
2016-17 2005-6
15,0% 20,0% 25,0% 30,0% 35,0%
0% 5% 10% 15% 20% 25% 30% 35%
40%
Indicadores de gasto - Gasto no asequible
Indicadores de gasto - Gasto energético bajo
Todas las dimensiones presentan una clara
disminución en la tasa de recuento simple en
ambas mediciones, siendo la de SE eléctricos la
que más ha descendido, explicado en gran parte
por el aumento de la cobertura del servicio de
energía eléctrica en este período, en particular
en áreas rurales
8
. Le siguen en disminución los
SE para la alimentación, calentamiento de agua
sanitaria, la dimensión de gasto y por último la
calefacción de ambientes. Esta baja generalizada
de las privaciones en todas las dimensiones
podría estar vinculada, tanto con los aumentos
del poder adquisitivo de la población en estos
años, como por una posible baja de los precios de
los artefactos tecnológicos para el hogar.
9
8  Mientras en 2006 la tasa de electrificación era de: 99,3%
la urbana, 86,6 la rural y 98,6 la total; en 2017 las mismas
tasas eran de 99,8, 98,4 y 99,8 respectivamente, según datos
extraídos de la serié estadística del MIEM disponible en
https://www.miem.gub.uy/energia/series-estadisticas-de-
energia-electrica
9  Respecto a los ingresos de los hogares; entre marzo 2006
y marzo 2017 (ambos puntos medios del trabajo de campo
de cada ENGIH) el índice de salario real en Uruguay tuvo
una variación porcentual acumulada de 46,4%, según datos
extraídos de la serie histórica de índice salario real (base
julio 2008=100) publicada por el INE. Disponible en https://
www.ine.gub.uy/ims-indice-medio-de-salarios.
Como se explicó en el apartado metodológico, el
indicador de “gasto no asequible” computa una
privación si un hogar cumple con alguna de las
siguientes características: destina más del 10%
de sus ingresos a gastos energéticos; o, una vez
realizado sus gastos energéticos, sus ingresos
quedan por debajo de la LP ajustada (ingresos
insuficientes). En el cuadro 5 se presenta un
detalle de estos indicadores.
El acceso a servicios
energéticos en el hogar es
un requisito inevitable para
alcanzar ciertos niveles
de desarrollo humano;
incide directamente en las
posibilidades de educación,
salud, o calidad de vida
de la población.
POBREZA ENERGÉTICA EN URUGUAY. CONSTRUCCIÓN DE UN ÍNDICE MULTIDIMENSIONAL ENTRE 2005 Y 2017
Fernández, Gastón
35
ENERLAC • Volumen VII. Número 1. Julio, 2023. ISSN: 2602-8042 (impreso) / 2631-2522 (digital).
OLADE – AUGM
Cuadro 5: Componentes del indicador “gasto no asequible” por deciles de ingreso per cápita
Deciles ingreso
per cápita CVL
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 Total
Ingresos
insuficientes*
51,8% 5,6% 0,1% 0,0% 0,0% 0,0% 0,0% 0,0% 0,0% 0,0% 5,8%
Gasto > 10%
Ingresos CVL**
26,3% 12,0% 9,1% 6,5% 5,1% 2,7% 2,6% 1,2% 1,5% 0,0% 6,7%
* Gamma de Goodman - Kristal = 0,989 (p = 0,000) ** Gamma de Goodman - Kristal = 0,639 (p = 0,000)
Fuente: Elaboración propia.Datos ENGIH 2016-17
La Pobreza Energética
requiere un abordaje
necesariamente multidimensional.
Uruguay, ha mejorado pero aún
presenta una situación deficitaria
importante en cuanto al efectivo
acceso a servicios energéticos
básicos y a un precio asequible
para su población.
la PE es un fenómeno que
requiere un abordaje
necesariamente
multidimensional
Como se puede observar en los estadísticos de
asociación del cuadro, ambos componentes
del indicador tienen una asociación significativa
y fuerte (muy fuerte en el caso de “ingresos
insuficientes”) con el ingreso de los hogares.
De este modo, los hogares con ingresos insu-
ficientes para el pago de sus gastos energéticos
se concentran en la parte inferior de la dis-
tribución, alcanzando el 51,8% del primer decil
y no presentando ningún caso luego del decil 3.
Por otro lado, el indicador del 10%, si bien
también decrece a medida que se aumenta de
decil, tiene presencia en toda la distribución,
salvo en el decil 10. Este comportamiento tan
disímil valida la opción de utilizarlos de forma
combinada en el indicador de gasto no asequi-
ble. De hecho, de haberse utilizado únicamente
el indicador del 10%, 39.168 hogares (3,2%
del total) no hubiesen sido considerados, ya
que, si bien quedan por debajo de la LP ajusta-
da luego de realizar sus gastos energéticos, no
superan el umbral del 10%.
Por otro lado, si se observa nuevamente el
cuadro 5, se aprecia como el indicador de gas-
to energético bajo (GEB) apenas si tiene
una disminución porcentual del 3,5% entre
mediciones, alcanzando al 8,2% de los hogares
en 2016-17 (cuadro 9). Este indicador identi-
fica hogares que, tengan o no privación en
otras dimensiones, tienen un gasto energético
muy bajo en relación con el universo de hoga-
res de similares características. Esto podría
estar indicando una posible restricción en la
satisfacción de algunas necesidades en térmi-
nos relativos, así como también la incidencia de
conexiones irregulares (y por lo tanto insegu-
ras) al servicio de energía eléctrica, que no
generen gastos para estos hogares.
Por último, se presenta el cuadro 7, el cual nos
permite visualizar los niveles de privación según
las regiones de la ENGIH 2016-17.
36
Cuadro 6: Dimensiones del IPEM por regiones (H)
Regiones ENGIH
2016-17
Dimensiones del IPEM Indicadores de gasto
SE
eléctricos
SE para la
alimentación
Calentamiento de
agua sanitaria
Calefacción de
ambientes
Dimensión de
gasto
Gasto
energético
bajo
Gasto no
asequible
Montevideo
0,0% 1,0% 4,0% 9,2% 15,7% 7,4% 8,9%
Interior más de
5000 hab.
0,1% 2,5% 5,4% 10,4% 15,6% 3,9% 9,1%
Interior menos de
5000 hab.
0,5% 6,9% 9,4% 8,6% 22,9% 6,5% 17,6%
País
0,1% 2,6% 5,5% 9,6% 16,8% 8,2% 10,4%
V de Cramer
0,042 0,129 0,082 0,024 0,072 0,046 0,104
Fuente: Elaboración propia. Datos ENGIH 2016-17 (p = 0,000)
Lo primero a destacar es que, si bien existe una
asociación significativa entre las dimensiones
del IPEM y la región, la misma es débil o muy
débil según el caso. Sin embargo, del cuadro se
observa claramente cómo 4 de las 5 dimensiones
del IPEM presentan mayores niveles de privación
en los contextos rurales y localidades de menos
de 5.000 habitantes, evidenciando un contexto
territorial con mayor dificultad en el acceso a
servicios energéticos.
La excepción a esto es la dimensión “calefacción
de ambientes”, la cual tiene su menor nivel de
privación en las localidades de menos de 5.000
habitantes. Esta particularidad se debe a la mayor
disponibilidad de leña en estas zonas. A modo
de ejemplo, mientras en Montevideo tan solo
el 13,9% de los hogares calefacciona su hogar
con leña, en las localidades con menos de 5000
habitantes del interior, lo hacen el 71%.
Enfoque desde una perspectiva de la
desigualdad de ingresos
A continuación, se desarrolla un análisis desde
una perspectiva de desigualdad. Como se observa
en el gráfico 4, el IPEM disminuye a medida que
aumenta el decil de ingresos.
Gráfico 3: Tasa de recuento (H) del IPEM por deciles de ingreso per cápita CVL en 2005-06 y 2016-17
Fuente: Elaboración propia.Datos ENGIH 2016-17
120,00%
100,00%
80,00%
60,00%
40,00%
20,00%
0,00%
12345678910 Total
2016-17 2005-6
POBREZA ENERGÉTICA EN URUGUAY. CONSTRUCCIÓN DE UN ÍNDICE MULTIDIMENSIONAL ENTRE 2005 Y 2017
Fernández, Gastón
37
ENERLAC • Volumen VII. Número 1. Julio, 2023. ISSN: 2602-8042 (impreso) / 2631-2522 (digital).
OLADE – AUGM
Sin duda, los altos niveles de PE en los prime-
ros deciles son el elemento más destacable. En
2005-6 los dos primeros deciles estaban casi
en su totalidad en situación de PE. Pese a la
importante disminución en 2016-17, los deciles
1 y 2 continúan con niveles de PE en el entorno
del 80 y 40% respectivamente, lo cual alerta
respecto a importantes privaciones en la calidad
de vida de la población y respecto a la existen-
cia de brechas importantes en la satisfacción de
necesidades energéticas
10
.
10  Se calculó el estadístico de asociación Gamma de
Goldman-Kriskal evidenciando una asociación moderada
entre los deciles de ingreso y la PE. Los valores fueron de
0,571 en el caso de H y 0,562 en el caso de A.
Otro elemento importante es la existencia de
hogares en situación de PE en todos los deciles.
Este aspecto es un indicio de cómo independien-
temente del nivel socioeconómico de los hogares,
existen aspectos culturales y/o preferencias
adaptativas en la población que pueden estar
incidiendo en no hacer uso efectivo de determi-
minados servicios energéticos, aún en caso de que
no operen restricciones presupuestarias. Esto
último, se puede observar más detalladamente
en el cuadro 9, donde se desagrega el IPEM en
dimensiones e indicadores de gasto por deciles.
Cuadro 7: Dimensiones del IPEM e indicadores de gasto por decil de ingresos per cápita CVL
Deciles de
ingreso
per cápita
SE
eléctricos
SE para la
alimentación
Calentamiento de
agua sanitaria
Calefacción de
ambientes
Dimensión de
gasto
Gasto
energético
bajo
Gasto no
asequible
1
0,5% 7,5% 21,6% 21,6% 67,3% 24,0% 59,8%
2
0,2% 2,9% 7,5% 13,7% 27,7% 13,2% 15,7%
3
0,2% 3,4% 8,2% 12,9% 21,7% 12,7% 9,1%
4
0,0% 2,5% 5,3% 9,4% 16,2% 9,7% 6,5%
5
0,2% 3,4% 3,5% 7,0% 12,9% 7,8% 5,1%
6
0,0% 1,8% 2,4% 7,9% 7,8% 5,0% 2,7%
7
0,0% 1,8% 1,8% 4,8% 7,7% 5,1% 2,6%
8
0,2% 1,0% 1,2% 7,1% 5,5% 4,2% 1,2%
9
0,0% 1,0% 1,0% 5,3% 1,5% 0,0% 1,5%
10
0,0% 0,8% 2,2% 6,1% 0,0% 0,0% 0,0%
Total
0,1% 2,6% 5,5% 9,6% 16,8% 8,2% 10,4%
V de Cramer
0,044 0,117 0,260 0,167 0,501 0,249 0,558
Fuente: Elaboración propia. Datos ENGIH 2016-17 (P=0,000)
38
Tal como se observa, el estadístico V de Cramer
presenta niveles de asociación bajos para
las cuatro dimensiones de acceso a servicios
energéticos y moderada para la dimensión de
gastos. En términos generales, cada dimensión
presenta menores niveles de privación a medida
que avanzamos en los deciles de ingreso. Sin
embargo, la dimensión “calentamiento de agua
sanitaria” y “calefacción de ambientes” marcan
una excepción, en tanto en ambas se da un
aumento de la privación en el decil 10, respecto
al decil 8 y 9
11
. Como se expresó anteriormente,
esto podría estar vinculado al modo como se
recoge la información
12
.
La literatura internacional, suele vincular la
PE, con el estado general de las viviendas, en el
entendido que es un aspecto fundamental en la
preservación de la temperatura interna de los
hogares (Contreras, 2019; Okushima, 2017;
Gouveira, 2019). Al respecto, se constató que
los hogares con PE tienen viviendas de menor
calidad que el resto de los hogares, tanto si
observamos sus materiales constructivos, como
sus problemas estructurales y de conservación.
En el gráfico 3, se presenta la suma de problemas
de construcción y conservación de la vivienda
según deciles de ingreso, observándose como
la mayor precariedad de la vivienda en hogares
con PE se observa en todos los deciles.
11  Esto se puede constatar en ambas mediciones y en las
tres regiones analizadas en cada una.
12  Para el calentamiento de agua sanitaria, la ENGIH
releva la tenencia de: “Calefón o Termofón” y “Calentador
Instantáneo”; podría ser que algunos hogares de mayores
ingresos tengan acceso a fuentes para calefaccionar el
agua para el baño distintas, como, por ejemplo, calderas
centralizadas, las cuales no estén siendo relevadas. Con la
dimensión calefacción de ambientes también puede pasar
algo similar, por ejemplo, con sistemas de calefacción
centralizados asociados a los gastos comunes
Foto de Ronan Furuta de Unsplash.
POBREZA ENERGÉTICA EN URUGUAY. CONSTRUCCIÓN DE UN ÍNDICE MULTIDIMENSIONAL ENTRE 2005 Y 2017
Fernández, Gastón
39
ENERLAC • Volumen VII. Número 1. Julio, 2023. ISSN: 2602-8042 (impreso) / 2631-2522 (digital).
OLADE – AUGM
Gráfico 4: Cantidad de problemas constructivos y de mantenimiento en la vivienda promedio según
PEM o no, por deciles de ingreso per cápita CVL.
Fuente: Elaboración propia.Datos ENGIH 2016-17
Total
10
9
8
7
6
5
4
3
2
1
0,00 1,00 2,00 3,00 4,00 5,00
Con PEMSin PEM
REFLEXIONES FINALES
Si bien la ENGIH es una fuente de información
muy valiosa para realizar mediciones de PE,
presenta una limitación muy importante a la
hora de trabajar con los registros de gastos,
particularmente en la leña, pero también en el
GLP. Se entiende que el modo de preguntar en
los formularios genera esta dificultad, en tanto
el período de referencia que se establece es “el
mes previo a la encuesta”, lo que genera respues-
tas muy sesgadas por las estacionalidades de los
consumos. De este modo, sería recomendable
cambiar los períodos de referencia para estos
gastos de “mensuales” a “anuales” o a “períodos
definidos por el entrevistado”, como lo han
hecho España y Chile respectivamente.
De igual modo, el aumento de la privación en
“calefacción de ambientes” y “calentamiento de
agua sanitaria” en el decil 10 de ingresos res-
pecto a los dos deciles anteriores, puede indicar
también fallas en la recolección de la información.
Por otro lado, las estadísticas nacionales aún
no relevan información subjetiva que permita
realizar un análisis basado en la autopercepción
de los propios hogares respecto a su satisfacción
con sus servicios energéticos: qué tanto frío o
calor pasan los hogares; si restringen o no sus
gastos por temas presupuestarios; por qué no
acceden a tal o cual servicio energético; pueden
ser todas preguntas que permitan acercarse
al fenómeno de la PE desde una perspectiva
subjetiva, jerarquizando así la voz de los in-
dividuos y enriqueciendo el análisis respecto
a la PE. La ENGIH 2016-17 ya incluye un mó-
dulo de preguntas respecto a pobreza subjetiva,
sin embargo, el mismo no incorpora informa-
ción respecto a servicios energéticos, lo cual sería
de amplio valor para profundizar estudios de PE.
Respecto a los resultados, la amplia mejora
entre ambas mediciones, tanto en M0, donde
se aprecia una disminución porcentual entre
mediciones de 59%, como en cada uno de sus
indicadores, es el elemento que surge más
40
claro. Esto implica una mejora importante en el
acceso a servicios energéticos asequibles, y, por
lo tanto, una mejora importante también en las
condiciones de vida, que sin duda permite ampliar
las libertades y favorecer el desarrollo humano
de la población.
Dada la alta sensibilidad del IPEM a los indica-
dores de gasto (los cuales explican alrededor del
50% de M0), se entiende que gran parte de esta
mejora en el indicador puede estar vinculada al
aumento en los ingresos de la población en este
período. Pese a esto, Uruguay mantiene niveles
de PE de 0,046, lo que implica un 26,4% de los
hogares no acceden a servicios energéticos de
forma asequible. Al observar el desempeño del
IPEM por deciles, se constata una asociación
moderada entre ambos, lo que significan un acceso
desigual a servicios energéticos básicos por parte
de los hogares uruguayos. También se constató
una mayor concentración de viviendas de baja
calidad constructiva y con mayores problemas
estructurales y de conservación en hogares con
PE que en el resto de la población.
A modo de síntesis, se concluye que la PE
es un fenómeno que requiere un abordaje
necesariamente multidimensional; y que Uru-
guay, pese a haber mejorado ampliamente en el
correr del siglo XXI, aún presenta una situación
deficitaria importante en cuanto al efectivo ac-
ceso a servicios energéticos básicos y a un precio
asequible para su población (en particular en los
primeros deciles de la distribución).
Por último, es importante marcar que durante
2020 y 2021 gran parte de los países del plane-
ta han asistido a restricciones en la movilidad
y distintas modalidades de aislamientos y cua-
rentenas domiciliarias a causa de la pandemia
por COVID-19. Esta coyuntura jerarquiza la im-
portancia de que los hogares cuenten con acceso
a servicios energéticos básicos y asequibles,
en tanto el tiempo de permanencia en el hogar
de los individuos aumenta, y gran parte de las
actividades de éstos pasó a realizarse por
distintas modalidades virtuales desde el hogar.
Esta coyuntura obliga a rediscutir el concepto
de “básico” de los conceptos energéticos; el
IPEM no incluye en sus indicadores la tenencia
de pc, ni el acceso a internet en el hogar, sin
embargo, se entiende que son elementos para
analizar profundamente, en tanto en la coyun-
tura actual son elementos clave para el desa-
rrollo de las personas.
REFERENCIAS
Alkire, S., y Foster, J. (2011). Counting and
multidimensional poverty measurement. Journal
of Public Economics, 95(7-8), 476-487.
Alkire, S., Roche, J. M., Ballon, P., Foster, J., Santos,
M. E., y Seth, S. (2015). Multidimensional Poverty
Measurement and Analysis. Oxford University
Press.
Amarante V., Ferrando M. (2011) Consumo de
servicios de energía y agua en la población (Serie
Documentos de Trabajo / FCEA-IE; DT05/11).
UR.FCEA-IE.
Bouzarovski S. (2018) Energy Poverty (Dis)
Assembling Europe’s Infrastructural Divide
Manchester, UK
Bouzarvski S. & Petrova S. (2015) Una perspectiva
global sobre la privación de energía doméstica:
superando pobreza energética-pobreza
energética binaria Energy Research & Social
Science Volume 10, Páginas 31-40
POBREZA ENERGÉTICA EN URUGUAY. CONSTRUCCIÓN DE UN ÍNDICE MULTIDIMENSIONAL ENTRE 2005 Y 2017
Fernández, Gastón
41
ENERLAC • Volumen VII. Número 1. Julio, 2023. ISSN: 2602-8042 (impreso) / 2631-2522 (digital).
OLADE – AUGM
Calvo R., Amigo C., Billi, M., Cortés, A., Mendoza, P.,
Tapia, R., Urquieta, M. y Urquiza, A. (2019) Acceso
equitativo a energía de calidad en Chile: hacia un
indicador territorializado y tridimensional de
pobreza energética Documento de Trabajo N 5
Red de Pobreza Energética Chile (RedPE).
Castaño, R., Solís, J., & Marrero, M. (2020).
Midiendo la pobreza energética. Una revisión de
indicadores. Hábitat Sustentable, 10. https://doi.
org/10.22320/07190700.2020.10.01.01
Castelao M. y Méndez F. (2019) La pobreza
energética desde una perspectiva de género en
hogares urbanos de Argentina en SABERES. Vol.
11 NÚM. 2 Páginas 133-151.
Civitaresi, H., Mariana Dondo M., Sarmiento, J.,
Attaguile, M., Capuano A., Savarese, M. (2021)
Medición de Pobreza y Vulnerabilidad energética
de los hogares. El caso de la provincia de Río
Negro, Argentina. ENERLAC Revista de Energía
de Latinoamérica y el Caribe. Volumen V. Número
1. P. 106-126 https://enerlac.olade.org/index.
php/ENERLAC/article/view/159/227
Contreras S. (2019) Vulnerabilidad energética
en Montevideo y área metropolitana:
conceptualización, medición y distribución
(Tesis de Maestría) Universidad de la República.
Uruguay
Culver C. (2017) Energy Poverty: What You
Measure Matters Lauren. Stanford University, CA.
Dehays R. y Schuschny A. (2019) Pobreza
energética en América Latina y el Caribe Una
propuesta de indicadores que midan el acceso a
la energía con enfoque de desigualdad social y de
género Documento de Trabajo de OLADE – DTO
2019/008
Day R., Walker G., Simcock N. (2016)
Conceptualising energy use and energy poverty
using a capabilities framework. Energy Policy 93
p. 255–264
Duran, R. (2018) Apuntes sobre pobreza
energética: estimaciones para Argentina: año
2003-2018 Instituto de Investigaciones en
Energía No Convencional (INENCO-CONICET/
UNSa), Rosario, Argentina.
García Ochoa, R. (2014) Pobreza Energética en
América Latina. CEPAL, Colección Documentos de
Proyectos, Santiago de Chile.
Gouveia J., Palma P., Simoes S. (2019) Energy
poverty vulnerability index: A multidimensional
tool to identify hotspots for local action. En
Energy Reports 5 (2019) 187–201
González Eguino M. (2014) La pobreza energética
y sus implicaciones. BC3 Working paper series.
Instituto Nacional de Estadística de Uruguay
(INE) (2006) Línea de indigencia y pobreza 2006
Uruguay. Metodología y resultados disponible en
www.ine.gub.uy
Instituto Nacional de Estadística de Uruguay
(INE) (2009) Encuesta Nacional de Gastos e
Ingresos de los Hogares 2005-2006 https://
www.ine.gub.uy/documents/10181/36026/Enc
uesta+Nacional+de+Gastos+e+Ingresos+de+los
+Hogares+2005+-+2006/83d8c75c-a0f7-49d3-
b5c1-1cb9548ddf1a
Instituto Nacional de Estadística de Uruguay (INE)
(2020) Principales resultados de la Encuesta
de Gastos e Ingresos de los Hogares 2016-17.
Montevideo, Uruguay https://www.ine.gub.uy/c/
document_library/get_file?uuid=3b50400d-c42f-
44e7-83a6-339f30798068&groupId=10181
Machado, A y Vigorito, A. (2021.). Pobreza,
vulnerabilidad y desigualdades horizontales en
Mesina, P. (2015) Aspectos distributivos del
consumo de energéticos en los hogares uruguayos
(2005-2013) Documento para las 6tas. Jornadas
Uruguayas de Historia Económica. Universidad
de la República, Uruguay
42
Ministerio de Industria, Energía y Minería
(MIEM) (1 de agosto de 2021) Balance Energético
Nacional. https://ben.miem.gub.uy/balance.php
Ministerio de Industria, Energía y Minería
(MIEM) (2009) Política energética 2005
– 2030. Disponible en (01 de abril 2020)
http://www.eficienciaenergetica.gub.uy/
documents/20182/22528/Pol%C3%ADtica+E
nerg%C3%A9tica+2005-2030/841defd5-0b57-
43fc-be56-94342af619a0
Mirza, B.y Szirmai, A. (2010). Hacia una nueva
medición de la pobreza energética: un análisis
intercomunitario de las zonas rurales de
Pakistán . UNU-MÉRITO. http://collections.unu.
edu/view/UNU:275
Moore R. (2012) Definitions of fuel poverty:
Implications for policy. Energy Policy Vol. 49 p. 19-
26 https://doi.org/10.1016/j.enpol.2012.01.057
Nussbaumer, P., Bazilian M., Modi V., and Yumkella
K. (2011) Measuring Energy Poverty: Focusing on
What Matters working paper n°. 42, OPHI.
PNUD (2018) Pobreza Energética. Análisis de
experiencias internacionales y aprendizajes para
Chile. Santiago de Chile, Chile
Rademaekers, K., Yearwood J., Ferreira A., Pye,
S., Hamilton I., Agnolucci, P.,Grover D., Karásek,
J. y Anisimova, N. (2016) Selecting Indicators to
Measure Energy Poverty Framework Contract
ENER/A4/516-2014. Rotterdam
Shinichiro, O. (2017) Gauging energy poverty:
A multidimensional approach Energy, Elseiver
Volume 137. https://doi.org/10.1016/j.
energy.2017.05.137
Thomson H., Bouzarovski S. & Snell C. (2017)
Rethinking the measurement of energy poverty
in Europe: A critical analysis of indicators and
data. En Indoor and Built Environment Vol. 26(7)
páginas 879–901.
Tirado Herrero., S., Jiménez, L., López, J., Hirigoyen
H. (2018) Pobreza Energética en España. Hacia
un sistema de indicadores y una estrategia
de actuación estatal. Asociación de Ciencias
Ambientalistas. Madrid
Urquiza, A., Amigo, C., Billi, M., Leal T. (2017)
Pobreza Energética en Chile ¿Un problema
invisible? Análisis de datos secundarios
disponibles de alcance nacional. Documento de
trabajo Red de Pobreza Energética, Universidad
de Chile.
Villalobos C., Chávez C., Uribe A. (2019) Energy
poverty measures and the identification of
the energy poor: A comparison between the
utilitarian and multidimensional approaches in
Chile. Instituto iberoamericano de Investigaciones
Económicas. https://ideas.repec.org/p/got/
iaidps/243.html
POBREZA ENERGÉTICA EN URUGUAY. CONSTRUCCIÓN DE UN ÍNDICE MULTIDIMENSIONAL ENTRE 2005 Y 2017
Fernández, Gastón