LA BLOCKCHAIN Y SUS POSIBLES APLICACIONES EN EL ÁMBITO DE LA ENERGÍA
Andrés Schuschny
Director de Estudios, Proyectos e Información de la Organización
Latinoamericana de Energía, Doctor en Economía y Licenciado en Ciencias
Físicas de la Universidad de Buenos Aires.
andres.schuschny@olade.org (Twitter: @schuschny)
Recibido: 19/oct/2017 y Aceptado: 25 /oct/2017
ENERLAC. Volumen I. Número 2. Diciembre, 2017 (60-78).
RESUMEN
Se presenta una potencial herramienta que pudiera contribuir al
desarrollo de los sistemas de generación distribuida, entre otras
posibles aplicaciones en el ámbito de la energía: la Blockchain. Con la creación del Bitcoin,
la revolucionaria criptomoneda de la que tanto hoy se habla, apareció
una miríada de aplicaciones en los más diversos ámbitos de la actividad
económica, basadas en la tecnología sobre la cual se asienta el bitcoin.
Dada la complejidad conceptual que rodea a tan novedosa herramienta,
este artículo tiene por objetivo presentar las principales
características de esta tecnología, que se denomina como “blockchain”
o cadena de bloques, y mostrar las posibilidades que tiene de ser
empleada en el ámbito de la energía, particularmente en el sector
eléctrico.
Palabras Claves: Bitcoin, Blockchain, Cadena de Bloques, Criptofinanzas, Generación Distribuida, Energía Transactiva, Sector Eléctrico.
ABSTRACT
A new tool for accounting transactions is presented: the Blockchain,
which could contribute to the development of distributed generation
systems among other possible applications in the field of energy. With
the creation of Bitcoin, the
revolutionary cryptocurrency, a myriad of applications appeared in the
most diverse areas of economic activity. Technology on which bitcoin is based on in known as the Blockchain.
Given the conceptual complexity surrounding such a novel tool, this
article aims to present the main characteristics of this technology
showing the possibilities that have to be used in the field of energy,
particularly in the electricity sector.
Keywords: Bitcoin, Blockchain, Cryptofinances, Distributed Generation, Transactive Energy, Electric Sector.
1. INTRODUCCIÓN
De más está decir que, a nivel global, el sector energético está
adquiriendo un gran dinamismo fruto de los notables cambios
tecnológicos que se han venido dando en las últimas décadas. Esto se ha
visto motivado por el importante abarata-miento que han tenido las
energías renovables, como la solar fotovoltaica y la eólica, y la
creciente preocupación provocada por el cambio climático, suscitado por
el incremento de la concentración de dióxido de carbono generado,
principalmente, por el uso masivo de los combustibles fósiles. Luego de
muchos años de debate, la movilización de la comunidad internacional en
busca de soluciones coordinadas ha quedado expresada en el Acuerdo de
París cuyo objetivo es mantener el aumento de la temperatura media
mundial por debajo de los 2 °C con respecto a los niveles
preindustriales promoviendo un desarrollo con bajas emisiones de gases
de efecto invernadero, de un modo que no comprometa la producción de
alimentos.
Esta verdadera transformación, que desde Alemania se ha bautizado como la “transición energética”,
busca mejorar la seguridad del suministro y promover la diversificación
de la canasta energética a través de la penetración creciente de las
energías renovables no convencionales y así permitir que los países
sean menos vulnerables a los vaivenes de los precios internacionales,
al incrementarse el grado de autarquía energética. Este cambio ya se
observa en países como la República Oriental del Uruguay, que se ha
convertido en el primer país de América Latina y el Caribe y el segundo
en el mundo en tener la mayor participación en energías renovables no
convencionales o la República de Chile, cuyas políticas orientadas a
promover la energía solar están expandiendo de manera estrepitosa la
penetración de esa fuente.
Ante todos estos cambios, emerge el concepto de la generación
distribuida, que consiste en la instalación e interconexión de
múltiples pequeñas fuentes de generación de energía eléctrica (con
potencias que pueden ubicarse digamos, entre los 2 kW y los 10kW) y
cuya distribución se realiza en lugares lo más próximos posibles a las
cargas a través de micro-redes llevando el concepto de autarquía
energética al nivel de lo local o con la implementación de sistemas de
medición neta de electricidad o net metering.
Según afirman los defensores de la generación distribuida, estos
sistemas reducen las pérdidas en la red ya que la electricidad se
distribuye al margen de las redes de transmisión, por lo que se
descongestiona el transporte de energía. Además, sienta las bases para
que, incluso los hogares se conviertan en prosumidores,
es decir, en nodos que, además de consumir energía eléctrica, la
generan, auto-consumiéndola o entregándola al sistema, por ejemplo, a
través de la instalación de paneles fotovoltaicos en los techos de las
casas y su complementación con sistemas de almacenamiento como son las
baterías hogareñas. Se podría metaforizar que los sistemas de
generación distribuida son a los sistemas de abastecimiento de
electricidad, lo que Internet es a las comunicaciones.
El paradigma de la generación distribuida no sólo comporta todo un
desafío para la regulación existente sino también, tecnológico ya que,
su implementación requiere la presencia de sofisticados sistemas de
adquisición, contabilidad, certificación e intercambio de datos, además
de los inconvenientes relacionados con el tratamiento de la
variabilidad de las fuentes.
Actualmente, cuando una planta de generación de energía renovable
entrega energía al sistema, un medidor registra la energía producida.
Esa información se envía a un proveedor de registro, donde se la
introduce en un nuevo sistema y se crea un certificado. Un segundo
grupo de intermediarios negocia entre compradores y vendedores de
certificados, y otra parte los verifica después de la transacción. Esta
intermediación entre múltiples actores aumenta los costos de
transacción a la vez que crea las condiciones para que se registren
errores contables. Así, la falta de transparencia desalienta la
dinamización del mercado potencial.
A lo largo de este artículo se presenta una novedosa herramienta: la Blockchain,
que pudiera contribuir al desarrollo y certificación de los sistemas de
generación distribuida entre otras posibles aplicaciones en el ámbito
de la energía. Con la creación del Bitcoin,
la revolucionaria criptomoneda de la que tanto hoy se habla, apareció
una miríada de aplicaciones en los más diversos ámbitos de la actividad
económica, basadas en la tecnología sobre la cual se asienta el bitcoin.
Dada la complejidad conceptual que rodea a tan novedosa herramienta,
este artículo tiene por objetivo presentar las principales
características de esta tecnología disruptiva que se denomina como “blockchain”
o cadena de bloques y mostrar las posibilidades que tiene de ser
empleada en el ámbito de la energía, particularmente en el sector
eléctrico, esbozando el alcance de sus posibilidades.
2. EL NACIMIENTO DEL BITCOIN
En el año 2008 se produce una crisis financiera global que se origina
con el derrumbe del mercado de las hipotecas subprime en los EEUU y se
propaga al resto del mundo. Para mitigar los impactos reales de la
crisis los principales Bancos Centrales del mundo inician una política
monetaria expansiva inyectando una enorme liquidez en el sistema y
evitar así su propagación. El alto endeudamiento que produjo esta
crisis resultó ser el caldo de cultivo de un debate que puso en
cuestión la solidez de los sistemas de divisas fiduciarias respaldadas
por los gobiernos. Es en este contexto que nace el Bitcoin (BTC).
Desde la aparición de Internet habían existido variados intentos para
crear una divisa digital. Pero no había sido posible resolver el
problema de desconfianza fruto del potencial doble gasto, por lo que
todos los sistemas formulados hasta ese entonces planteaban la
necesidad de considerar una tercera parte o autoridad centralizada que,
como un Banco Central, brinde la confianza necesaria para validar un
sistema de estas características.
En agosto del 2008 se registra el dominio www.bitcoin.org y en octubre,
se publica el primer documento que explica el diseño del bitcoin. Dicho artículo intitulado: Bitcoin: A Peer-to-Peer Electronic Cash System, fue publicado inicialmente en el Mailing List
sobre criptografía del sitio: www.metzdowd.com y llevaba la autoría de
un tal Satoshi Nakamoto (2008). Si bien no son pocas las comunidades
que claman por el otorgamiento del Premio Nobel de Economía a Satoshi
Nakamoto, su identidad real, al día de hoy, permanece desconocida. Es
probable que se trate de un mero seudónimo que nuclea a un grupo de
hackers desarrolladores responsables de la creación del protocolo bitcoin. A mediados del 2010, Satoshi Nakamoto hizo su última contribución pública al desarrollo del Bitcoin y nombró a Garvin Andersen como la cabeza visible de la fundación1 y el desarrollo del bitcoin.
En enero del 2009, nace la red bitcoin con la publicación del primer código abierto de un cliente del protocolo bitcoin. Por ese entonces, Satoshi Nakamoto mina el primer bloque de bitcoins, conocido como el Bloque Génesis por el que recibe 50 bitcoins. Se realiza la primera transacción en bitcoins cuando Satoshi Nakamoto envía bitcoins a Hal Finney. En octubre de 2009, se realiza el primer cambio de dólares por bitcoins en el broker New Liberty Standard2. El 22 de mayo del 2010, el hoy tristemente famoso desarrollador informático Laszlo Hanyecz compró dos pizzas por 10,000 bitcoins3.
El precio de esta primera transacción de intercambio por otra divisa
fue de 1.309,03 BTC por un 1 USD. Se inicia así la revolución de las
criptomonedas o criptofinanzas la cual también, como veremos, impactará
en otras áreas. Durante el año 2017, en el contexto de un ecosistema de
más de 917 criptomonedas, entre las que se encuentran también Ethereum (ETH), Ripple (XRP), Litecoin (LTC), etc4.,
el BTC llegó a cotizar a 7900 USD por BTC el 8 de noviembre del 2017,
más que cualquier otra denominación que haya actuado como almacén de
valor.
No se requieren muchos conocimientos para operar con bitcoin.
Se puede abrir una cuenta en uno de los numerosos Exchange (o sea un
sitio con el que se puede transar criptomonedas por divisas
tradicionales) o instalar una de las tantas versiones de “billetera o
monedero virtual”5 en algún dispositivo luego de registrase
en el sitio Bitcoin.org (traducido a 26 idiomas). Cuando se realiza una
transacción (o sea la transferencia de cierta cantidad de bitcoins
de un usuario a otro) la información respectiva se difunde a través de
la red de par-a-par (P2P) a una base de datos denominada como blockchain
o cadena de bloques y que se explica en la siguiente sección. El
sistema calcula los respectivos balances contables que quedan
debidamente registrados una vez que estos son validados por la
plataforma. Como el sistema trabaja con un conjunto de llaves o códigos
encriptados, la pérdida de esa información provocaría la pérdida de los
bitcoin atesorados. Por eso, además de tener guardada la información en
dispositivos pueden imprimirse en papel esos códigos, lo que se
denomina como almacenamiento frio (“cold storage”).
Una vez realizada una operación no es posible revertirla. Si bien
cualquier usuario puede registrarse con un nombre de fantasía, el
historial de todas las transacciones realizadas por él, y por todos,
puede ser recuperado e identificado.
El protocolo bitcoin no es
sólo una manera de enviar “dinero” de un agente a otro. Tiene muchas
más funciones y abre un universo de posibilidades que la comunidad
global está analizando. Seguramente los usos más interesantes de
bitcoin, y de su tecnología subyacente: la blockchain
o cadena de bloques todavía están por descubrirse. En el presente
artículo se describe esta disruptiva tecnología y se presentan algunas
aplicaciones que han surgido en el ámbito de la energía y se esboza el
alcance de sus posibilidades.
3. LA BLOCKCHAIN
Al presentar el Bitcoin,
Satoshi Nakamoto (2008) define un novedoso protocolo algorítmico y
criptográfico de intercambio y almacenamiento de información que
facilita la realización de transacciones entre agentes a través de una
red descentralizada P2P y que da en llamar Bitcoin,
dando origen así a las criptomonedas. A diferencia de las tradicionales
monedas fiduciarias, las criptomonedas no son creadas ni controladas
por institución alguna como podría ser un Banco Central o una red de
transacciones centralizada como las que conforman las tarjetas de
crédito.
El protocolo algorítmico sobre el cual se basa el bitcoin,
establece un conjunto de reglas basadas en los principios de la
computación distribuida, que aseguran la integridad del intercambio de
información entre dispositivos, sin la necesidad de recurrir ni tener
que confiar en una tercera parte que valide y certifique las
transacciones.
Todo esto se realiza a través de lo que Nakamoto (2008) denomina como Blockchain
(traducida como cadena de bloques), que consiste en una tecnología de
transacciones digitales que facilita la consolidación de la
información, permite su almacenamiento en forma segura y posibilita la
realización de contratos (transacciones) en redes tipo P2P. La blockchain
o cadena de bloques es a la confianza, lo que Internet es a la
información; es el medio a través del cual se protocolizará, si vale el
término, la confianza en la Red.
En sí, la blockchain consiste
en una base de datos distribuida, formada por bloques diseñados con el
fin de evitar su modificación una vez que un dato ha sido publicado en
uno de ellos. Para eso utiliza un sellado criptográfico y queda
enlazado a un bloque anterior. Por esta razón, la blockchain
es especialmente adecuada para almacenar de forma creciente datos
ordenados en el tiempo y sin posibilidad de modificación ni revisión.
Los datos almacenados en una blockchain suelen ser transacciones, pero bien puede registrarse en ella todo tipo de información. Por ejemplo, una blockchain puede ser usada para notariar o certificar documentos y “sellarlos” frente a cualquier tipo de alteraciones ulteriores.
La blockchain cumple entonces
la función de un sistema de contabilidad o registro público que es
compartido en línea y que contiene cualquier contenido de información
(el cual puede ser accesible o no). El objetivo primordial de una blockchain
es mantener un registro, libro de contabilidad o base de datos
distribuida de cierto tipo de información a lo largo del tiempo y que
esta resista modificaciones malintencionadas. Al apuntar todas las
transacciones de manera irrevocable (después de las confirmaciones), se
sabe en todo momento cuantos bitcoins
tiene cada miembro de la red y se evita que estas se puedan usar de
manera duplicada o sean empleadas por terceros. Así mismo, la blockchain
ilustra como el bitcoin es una moneda fiduciaria pura, es decir, que no
es nada más que una anotación contable. Un bloque incorpora las
transacciones realizadas en, aproximadamente, 10 minutos y tiene un
sello temporal indicando cuándo se han realizado las mismas. Una vez
que un bloque ha sido añadido a la cadena, las transacciones que este
contiene han sido confirmadas. Después de 6 confirmaciones
(aproximadamente 1 hora), el protocolo bitcoin asume que la transacción
ha sido confirmada suficientemente y ya no puede ser revertida.
En el caso del bitcoin, la blockchain
es una base de datos estructurada en segmentos (los bloques) que
facilita la conformación de un libro contable (ledger) donde se
registran las tenencias u operaciones con un carácter abierto, pero
encriptado. Así, se conforma una red de intercambios a través de la
cual se operacionalizan y validan transacciones entre pares sin la
intervención de intermediarios. La naturaleza distribuida de la base de
datos de la blockchain
implica que es más difícil atacarla, se tendría que acceder a cada una
de las copias de la base de datos simultáneamente para tener éxito.
El encriptado de información (criptografía) se utiliza en varias
instancias del proceso de realización, validación y registro de las
transacciones por lo que le brinda la seguridad necesaria a la blockchain
como para que esta se convierta en la infraestructura de todo el
sistema de intercambios y, por tal motivo, emerge como un nuevo
paradigma que le brinda a la Internet la faltante capa descentralizada
de confianza que faltaba desarrollar. Previamente a la creación de la blockchain,
la confianza residía en la intervención de alguna tercera parte que
actuaba como referente validador de los intercambios, sea una red
bancaria, sea una red de pagos o tarjeta de crédito. Es por ello que el
concepto detrás de la blockchain
puede tornarse en una revolucionaria herramienta de alcances inusitados
tal como se ha puesto de manifiesto en los numerosos emprendimientos
que han surgido en torno al concepto.
La base de funcionamiento de la blockchain se asienta en la función matemática denominada como “función hash”.
La matemática de las funciones hash se conoce desde la década de los
‘50 y se popularizó en el ámbito del estudio de la criptografía
moderna. Se trata de una función que “resume” una cadena de datos de
cierta longitud (larga) en una cadena más corta de longitud fija (mucho
más corta) permitiendo que la misma información de entrada proporcione
siempre la misma información de salida. Los “hashes”
son cadenas de caracteres que actúan como una huella digital y que
sirven para verificar que un cierto contenido de información extenso no
ha sido alterado sin necesidad de conocer dicho contenido (Swan, 2015).
Cada bloque comienza con un hash propio, generado con el algoritmo de encriptación SHA256,
y el hash del bloque anterior, lo que permite reconstruir la cadena de
manera recursiva como si fueran encastres de ladrillos de lego
sucesivos. A cada bloque se le añade un dato extra llamado “nonce”
que contiene el hash del bloque anterior (figura 1). Si se cambia
cualquier dato en cualquier bloque queda invalidada la firma de ese
bloque, pero también la de todos los siguientes, porque a partir de ahí
los hashes y nonces dejan de
coincidir. Si el cambio se hiciera con el bloque más reciente podría
validarse o como se dice en la jerga: minarse de nuevo para
“arreglarlo”, pero cuanto más se remonta el cambio al pasado más
bloques habría que recalcular, una tarea que pronto se vuelve, en la
práctica, computacionalmente imposible.
Cada transacción dentro de un bloque se registra a partir de dos direcciones bitcoin
(entre las cuales se realiza el intercambio) y las firmas. Las firmas
son utilizadas en forma combinada mediante una firma pública y otra
privada. La firma pública puede ser utilizada para ver el historial de
transacciones de un usuario, por ejemplo, pero no puede ser usada para
realizar una transacción a menos que se conozca y utilice la firma
privada. La firma privada es la que se requiere para acceder a una
cuenta y ejecutar las transacciones (Swan, 2015).
Una blockchain
es como un espacio donde un agente puede guardar información en forma
semi pública en una suerte de contenedor (los bloques). Cualquier otro
agente puede verificar que esa información fue ubicada allí pues el
bloque incluye la firma del agente que la ubica allí, pero solamente
este último agente puede visibilizar lo que hay dentro pues él posee la
llave privada que lo habilita a hacerlo. Entonces, la blockchain se
comporta como una base de datos en la que parte de la información allí
contenida es pública y parte privada6.
Figura 1. Esquema de la Blockchain.
Fuente: Elaboración propia.
Por otro lado, la blockchain
es un sistema distribuido, público y notarizado que registra, como si
fuera un libro contable, todas las transacciones que se realizan en
ella y que pueden verificarse y certificarse por cualquier usuario, de
manera tal de poder cotejar la validez de cada transacción con el fin
de evitar la doble contabilidad, por ejemplo, y facilitar así el
procesamiento de transacciones en forma enREDada, sin intermediaciones
de terceras partes. El paradigma subyacente se basa en un concepto
clave de la revolución criptográfica denominado como “consenso distribuido”.
El protocolo bitcoin es de
código abierto lo que permite la verificación de su comportamiento por
la comunidad de interesados. De igual manera, el código está sometido a
la evolución con contribuciones de los miembros de la red que lo pueden
modificar. Se estima que más del 70% del código original de Nakamoto ha
sido mejorado. La red es descentralizada ya que no existe un nodo
central que coordine el comportamiento de la misma y tiene una
topología plana, aunque la Fundación Bitcoin mantiene la supervisión del sistema bitcoin.
Es por ello que han surgido otras numerosas criptomonedas que
modificaron el algoritmo o hasta lo mejoraron y que hoy compiten entre
sí. En http://coincap.io/ se puede consultar las cotizaciones en tiempo
real de las centenas de criptodivisas que han emergido.
4. LA OFERTA MONETARIA Y EL MINADO DE BITCOINS
La red descentralizada de bitcoins está compuesta por todos aquellos miembros que han bajado e instalado el protocolo bitcoin
bajo el uso de alguna de sus implementaciones denominadas como
monederos virtuales en sus computadoras o dispositivos móviles y que
les permite efectuar y recibir pagos (transacciones). Sin embargo, para
que el sistema posea la capacidad de cómputo y almacenamiento
necesario, existen otros usuarios más sofisticados que ofrecen dicha
capacidad configurando un conjunto de nodos más complejos de la red de bitcoin y cuya labor es premiada mediante el proceso de “minado” de bitcoins.
Como el saldo inicial en bitcoins de un monedero es cero el usuario que lo instaló debería recibir pagos en bitcoins
de un tercero (como una contraprestación contractual de un bien o
servicio o una transferencia), comprarlos en uno de los múltiples
mercados existentes o Exchanges o, alternativamente: “minar” bitcoins.
Cada monedero electrónico genera y almacena claves públicas y privadas.
Un usuario promedio de la red no tendría por qué preocuparse por
conocer cuáles son o cómo se generan las claves, aunque debe mantener
la clave privada en secreto para no perder sus tenencias. Como sucede
con los números de una cuenta bancaria, cuando un miembro quiere
recibir un pago, solo tiene que entregar una dirección de bitcoin que el programa le suministra. Cuando otro miembro quiere efectuar un pago emplea su dirección de bitcoin
y una firma electrónica generada con su clave privada, similar a cuando
se autoriza un pago desde una cuenta corriente dando una contraseña.
Cuando un pago se ha realizado a través de la red, este es
irreversible.
El protocolo bitcoin posee un algoritmo prefijado de emisión de la moneda a lo largo del tiempo. Eventualmente habrá 21 millones de bitcoins
y no se emitirán más, por lo que se trata de una moneda deflacionaria.
Al 8 de noviembre del 2017, se han emitido más de 16.6 millones de bitcoins
cada uno de los cuales llegó a alcanzar un valor de 7900 USD, superando
una capitalización de mercado de 130.000 millones de dólares. Por otro
lado, la unidad de cuenta puede subdividirse en menores denominaciones,
siendo la más pequeña el satoshi, equivalente a 10-8 bitcoins.
Al momento de su lanzamiento, cada 10 minutos, aproximadamente, se emitían 50 nuevos bitcoins, a los 4 años, esa cantidad se redujo a la mitad, a partir del 2016, la cantidad se redujo a 12.5 nuevos bitcoins
cada 10 minutos y, sucesivamente cada cuatro años, se irá cortando por
la mitad la cantidad de nuevas unidades emitidas hasta que en algún
momento se alcance el límite de los 21 millones. Este límite superior
es uno de los atractivos para muchos de los partidarios de bitcoin pues
no hay riesgo de inflación. Si el nivel de uso de la moneda crece, el
límite en el número de bitcoins implicará una deflación constante.
Aunque las personas pueden mantener su identidad anónima, cada
transacción es totalmente pública y se puede consultar en numerosos
sitios7. Antes de incorporarse a la blockchain, las transacciones deben ser verificadas por la red con el fin de comprobar que los bitcoins
son auténticos o que no se emplean de manera duplicada. En este proceso
de consenso distribuido, cuando una transacción se efectúa, los
detalles de la misma se emiten a todos los nodos de la red. Aquellos
miembros interesados en verificar transacciones acumulan un conjunto de
ellas mientras resuelven una “prueba de trabajo” o proof of work (PoW). La verificación de las transacciones es realizada por los “mineros” de bitcoins que son quienes aportan su capacidad de cómputo para viabilizar el sistema y reciben a cambio fracciones de los nuevos bitcoins emitidos, a modo de comisión y con un carácter estocástico que genera la prueba de trabajo.
El concepto de la prueba de trabajo surgió en el ámbito del movimiento cyberpunk.
Una “prueba de trabajo” es una operación basada en “adivinar” un
conjunto de caracteres aleatorios y que lleva mucho tiempo calcular
pero que es muy fácil de comprobar cuando se ha efectuado
correctamente.
Como ya se comentó, cada bloque de la blockchain lleva adjunta una cadena de caracteres, llamada nonce.
Las computadoras “mineras” tienen que buscar la serie correcta de forma
que el bloque completo satisfaga una cierta condición aleatoria. Los hashes son funciones unidireccionales, así que no hay forma de saber el nonce correcto o de diseñar en forma ad hoc el nonce correcto. La única forma de encontrar un buen nonce es intentarlo aleatoriamente hasta que uno funcione.
El protocolo bitcoin
está diseñado para que esta “prueba de trabajo” lleve unos diez minutos
de media. Cada 2016 bloques, se mide el tiempo empleado y la
complicación de la “prueba de trabajo” se incrementa o se reduce para
intentar volver a unos diez minutos de media en los siguientes 2016
bloques generados. Dado el incremento en la velocidad de los
ordenadores dedicados a la verificación, esta dificultad ha ido
creciendo de manera notable. Una vez que la “prueba de trabajo” es
completada, se envía a los demás nodos de la red. Cada uno de ellos
efectúa sus comprobaciones independientes de que las operaciones han
sido realizadas correctamente.
El primer nodo de la red de mineros que completa la “prueba de trabajo”
y cuyo resultado es aceptado por un conjunto de otros nodos, añade el
nuevo bloque de transacciones que ha generado mientras buscaba la
“prueba de trabajo” a la blockchain, recibe los nuevos bitcoins
emitidos por el sistema (la oferta monetaria) y una pequeña comisión de
las transacciones. Estos pagos generan un incentivo para participar del
sistema de verificación de las transacciones, es decir facilitar
capacidad de cómputo y convertirse en minero de bitcoins. De esta manera, se distribuye la emisión monetaria en forma descentralizada y al azar entre los mineros. Cuando todos los bitcoins
hayan sido emitidos, la comisión de pagos será el incentivo para seguir
participando de la verificación de los pagos. Técnicamente, la emisión
monetaria se realiza a través del nuevo bloque incorporado en el que
hay una nueva dirección de bitcoin con las nuevas monedas y cuyo tenedor es el minero beneficiado.
Un aspecto interesante del bitcoin
y que se puede extender a otros sistemas de pagos, es que las
transacciones se incorporan a los bloques según una cola de prioridad
basada en la comisión de cobro: transacciones que pagan más comisión se
incorporan antes.
El carácter aleatorio de la verificación de las transacciones y de la conformación de la blockchain
desalienta la doble contabilidad o el doble gasto ya que en los 10
minutos que, como mínimo, dura el proceso es posible cotejar este tipo
de intentos.
Al basarse en el rastreo de números aleatorios por parte de numerosas
computadoras, la “prueba de trabajo” resulta ser un proceso muy
consumidor de recursos computacionales y, por lo tanto, de energía
eléctrica. La energía usada para encontrar los nonces se pierde para
siempre. Es por eso que han surgido otros sistemas de verificación de
transacciones menos consumidores de energía como el “Proof of Stake”
(PoS) o “Prueba de Participación”, que se basa en la suposición de que
quienes poseen más unidades de una moneda basada en el PoS están
especialmente más interesados en el buen funcionamiento del sistema que
otorga valor a dichas monedas y, por lo tanto, son los más indicados
para cargar con la responsabilidad de proteger al sistema de posibles
fraudes. Así, el protocolo PoS los premia con una menor dificultad para
encontrar bloques que resulta ser inversamente proporcional al número
de monedas que posean y permite que el algoritmo para identificar el
nonce sea mucho menos demandante de computación y por lo tanto de
energía eléctrica.
La Plataforma Ethereum, que generaliza el concepto detrás del bitcoin al ámbito de los Smart Contracts
o “Contratos Inteligentes” y que abre un universo de aplicaciones que
pueden aprovecharse en el ámbito de la energía, se basa en este método
de verificación.
5. NUMEROSAS APLICACIONES DE LA BLOCKCHAIN
Con el surgimiento de la Internet se derrumbaron las distancias.
Habitamos en lugares, sin embargo, la economía hoy reside en el
no-lugar del ciberespacio. Todo está a unos clicks de distancia de
nuestras pantallas. Esto produce necesariamente, una alteración de la
cadena de generación de valor. En la economía del siglo XX, las
empresas competían por participar en esta cadena o de expandir su
control sobre ella, valiéndose de barreras de entrada dadas por costos
de transacción e información. En la economía digital de hoy los
procesos de desintermediación alcanzan niveles inusitados. La
intermediación es reemplazada por la “infomediación” que opera en el
ciberespacio y lleva los costos de transacción a la escala del
“nanocentavo” o incluso, como sucede con la industria de contenidos, al
límite de la gratuidad (Schuschny, 2007).
La incorporación de la capa de confianza que necesitaba Internet para
que se puedan universalizar muchos procesos transaccionales y que,
hasta la creación de la blockchain,
dependía de instituciones que actuaban como terceras partes, hoy se ha
posibilitado mediante esta tecnología basada en algoritmos y
criptografía empleada en varios niveles. Se abre todo un universo de
oportunidades y multiplica de manera inaudita la posibilidad de
eliminar la intermediación de agentes certificadores sobre los que se
debía confiar sin demasiadas certezas (Tapscott & Tapscott, 2016).
La blockchain como sistema de
registro inalienable de transacciones no sólo puede aplicarse al ámbito
de las criptofinanzas y los sistemas de pago. Existen numerosas áreas
en las que se requiere la participación de entidades que certifiquen o
validen acuerdos entre partes. Resulta particularmente útil cuando
consideramos las operaciones de notarización y certificación que, hasta
hoy, son realizadas por los escribanos o notarios quienes actúan como
agentes fedatarios. Registros como los casamientos, escrituración de
propiedades, custodio de activos financieros, certificados de
nacimiento, registro y transferencia de activos, de propiedad
intelectual o física como automóviles, de patentes, testamentos,
auditorías contables, registros de autenticación de firmas, de
direcciones postales, otorgamiento de licencias, registro de
licitaciones, títulos profesionales, historias clínicas, emisión de
documentos, de títulos públicos, recibos, pagos de impuestos,
transacciones multi-firmas, que requieren la aprobación de numerosos
agentes, etc., o hasta el mismo voto electoral, bien podrían
certificarse a través de sistemas basados en la blockchain.
Notable resulta el caso de Bitnation,
un sistema de gobierno virtual en el que se puede gestionar el registro
de identidad, sistemas de seguros, servicios consulares, etc. La
plataforma de Bitnation
incluye un servicio de notarización globalizado en el que cualquier
individuo puede registrar y certificar documentos legales
imprimiéndoles un certificado (time-stamping) que queda alojado en una blockchain.
Estonia, un país ya famoso por sus políticas de apoyo e incorporación
de nuevas tecnologías ya ha implementado el servicio de notarización de
Bitnation. Desde el año 2015, Estonia en cooperación con Bitnation
vienen implementando un sistema de notarización pública y ofrecen a
cualquier ciudadano del mundo la posibilidad de convertirse en
e-residentes permitiéndoles notarizar sus matrimonios, certificados de
nacimiento, o contratos de negocios. Si una pareja se casa
registrándose en Bitnation, no significa que lo haya hecho ante la
jurisdicción de Estonia, lo ha hecho en la “jurisdicción de la blockchain” reconocida por el país. Ucrania, también ha sido pionera en el uso de la plataforma Ethereum, basada en la blockchain, para implementar un sistema de votación para su uso en elecciones primarias, generales, referéndums, etc.
Otro caso que resulta interesante es el de la “propiedad inteligente” (smart property). Se trata de un derecho de propiedad expresado digitalmente como parte de un registro en una blockchain. Al igual que con los bitcoins,
el propietario puede usar su clave privada para transferir el activo y
a su vez, puede certificarle a otros agentes que la propiedad se
encuentra bajo su tenencia con la clave pública. Cuando el propietario
decide vender el activo, procede a entregar la clave privada del
propietario al comprador. Algunos tipos de propiedades como activos
financieros, patentes, marcas o derechos de autor pueden ser fácilmente
propiedades inteligentes ya que pueden ser fácilmente codificados y
procesados como documentos digitales. Los activos físicos deberían
estar registrados oficialmente o poseer una etiqueta no falsificable o
chip que lo identifique.
Desde que el bitcoin y la blockchain
concitaron el interés de numerosos emprendedores tecnológicos y fondos
de capital de riesgo, una miríada de emprendimientos y aplicaciones
están dando lugar a un verdadero ecosistema de conocimiento que
facilitará la madurez de estas tecnologías.
6. LOS CONTRATOS INTELIGENTES Y LAS ORGANIZACIONES DIGITALES AUTÓNOMAS
Al imposibilitarse la falsificación y permitirse el registro
irrevocable de contenidos (a menos que el o los titulares decidan
transferirlos) se crean las condiciones para la generación de novedosas
aplicaciones en cuanto ámbito pueda imaginarse. Así, la blockchain
suministra las condiciones óptimas para que se puedan viabilizar
esquemas de gobernanza descentralizada. Resulta relevante comentar el
caso de las denominadas DAO/ DAC (Distributed Autonomous Organization / Corporation)
o en español: Organizaciones Digitales Autónomas (ODA). Se trata de
sistemas de organización o coordinación entre agentes que operan con
mínima intervención humana bajo el control de un conjunto incorruptible
de reglas operacionales, que suelen denominarse como smart contracts o “contratos inteligentes”.
Técnicamente, las DAO/DAC son algoritmos que quedan almacenados en una blockchain
y, por lo tanto, son inalienables a menos que medie la voluntad de las
partes asociadas y cuyas reglas de activación de las diversas
instrucciones que el algoritmo posee, facilitan la realización de
transacciones de intercambio entre los agentes intervinientes.
Los contratos inteligentes son algoritmos que facilitan, certifican,
hacen cumplir y ejecutan acuerdos registrados entre dos ó más partes y
yacen alojados en una blockchain
que no es controlada por ninguna de las partes. Los contratos se
ejecutan a partir de un conjunto de sentencias condicionales tipo: if -
then (si - entonces) acordadas por las partes e interactúan, ejecutando
las sentencias a modo de cláusulas contractuales, con activos reales
asociados a tales instrucciones. Un conjunto de reglas claras, sumado a
su registro inalienable brindan una seguridad superior a cualquier
contrato escrito y reduce sustancialmente los costos de transacción
asociados a la ejecución del contrato.
Por tal motivo, se podría realizar cualquier tipo de transacciones que
requieran o se basen en acuerdos registrados entre las partes
intervinientes, sea vinculada a productos financieros, depósitos en
garantía, sean operaciones de compra-venta, seguros, usos y regalías de
patentes, o incluso, intercambios de energía en sistemas de generación
distribuida.
Existen dos grandes proyectos de código abierto que trabajan con contratos inteligentes. Uno de ellos se llama Codius8
que fue desarrollado por Ripple Labs, la empresa que creó la
criptomoneda llamada Ripple y es interoperable con una variedad de
otras criptomonedas. Más conocida resulta, Ethereum9 que consiste en una plataforma descentralizada y abierta que ejecuta contratos inteligentes que se alojan en su blockchain
y permite crear mercados, almacenar registros de todo tipo, mover
activos de acuerdo con instrucciones dadas e incluso operar con
contratos de futuros. Ethereum, que posee su propia criptomoneda, el Ether (ETH) y una Fundación, ha concitado gran expectación y se han desarrollado muchas aplicaciones entorno a su plataforma.
Por su carácter descentralizado, cada nodo en la red P2P que participa de la blockchain
de estos sistemas actúa como un fideicomiso o garantía que certifica la
autenticidad de los contratos celebrados, a la vez que se posibilita la
ejecución de cambios si los titulares así lo instruyen, comprobando
automáticamente las reglas que impone la transacción acordada. En
cierta forma, las criptomonedas, como el bitcoin, son casos particulares de contratos inteligentes, cuyo objeto es, en estos casos, la transacción de tales divisas.
7. INICIATIVAS EN EL ÁMBITO DE LA ENERGÍA
Se podría afirmar que hoy confluyen varios factores que podrían hacer de la blockchain
una tecnología adecuada para la gestión energética, particularmente, en
lo que se refiere a la producción / distribución de la electricidad:
(i) El abaratamiento de las
energías renovables no convencionales viabiliza su aprovechamiento
ubicuo y la generación de electricidad en forma descentralizada,
particularmente, en el caso de tecnologías como la solar fotovoltaica.
(ii) La variabilidad de las fuentes no convencionales fuerza al
sistema a una mayor complementariedad entre fuentes y tecnologías e
interconexiones, lo que motiva la descentralización progresiva de los
procesos de distribución e intercambios de energía entre agentes.
(iii) La creciente penetración de los vehículos eléctricos y los
requerimientos de carga de sus baterías, lo que obliga a repensar no
sólo el abastecimiento de electricidad, sino también la manera de
articularlo y desplegarlo a lo largo del territorio.
(iv) La así llamada Internet de las Cosas (Internet of Things –
IoT) que plantea la conectividad en red no sólo de computadoras,
tabletas y smartphones sino de todo tipo de dispositivo de uso hogareño
o no, que se pueda imaginar.
Como ha sucedido en otras numerosas áreas, en el ámbito de la energía
han surgido varias iniciativas que aprovechan la tecnología de la blockchain
de diversas maneras. Por su naturaleza, las redes de distribución de la
energía eléctrica bien podrían gestionarse a través del empleo
automatizado de contratos inteligentes. Ya se han implementado sistemas
de generación y distribución descentralizada cuyos intercambios entre
hogares prosumidores, operan mediando una blockchain. Tal es el caso, por ejemplo, de la iniciativa Transactive Microgrid10 que desarrolló en Brooklyn11
una red de intercambios de energía entre hogares. Para operacionalizar
los contratos inteligentes con los que se hace viable la iniciativa se
utilizan medidores inteligentes.
Hoy tenemos claro que el automóvil eléctrico (EV) incrementará su
penetración a nivel global, lo que podría dar lugar a una revolución en
el transporte. En el año 2017 ya se han superado los 2 millones de EV
vendidos. Durante el 2016, las matriculaciones de EV en China, por
ejemplo, aumentaron un 130%. Si bien los costos de los EV no han
bajado, los costos promedio de las baterías sí, y su eficiencia
aumentado lo que ha dado lugar a una baja de los costos por kilómetro
recorrido durante la vida útil. La Agencia Internacional de Energía
estima que para el 2025 el stock de EV superará los 30 millones en el
mundo (IEA, 2017). China, que posee planes para dejar de comercializar
automóviles tradicionales (Bloomberg News, 2017), por ejemplo, planea
emplazar 167.000 centros de carga de EV a lo largo del territorio
(McIntyre, 2017). Este escenario de posible sustitución tecnológica,
obligará a un replanteo en los países acerca del abastecimiento de
electricidad para el sector transporte y la blockchain podría ser una solución para el rápido y eficiente despliegue de este requerimiento.
La empresa alemana de energía RWE se ha asociado al emprendimiento Slock.it para desarrollar Blockcharge:
una plataforma que simplifique el proceso de carga de EV (Coindesk,
2016). Se trata de aprovechar las funcionalidades que brindan los
contratos inteligentes a través del sistema basado en la blockchain Ethereum para facilitar la carga de EV. En definitiva, todo EV bien podría tener incorporado un chip con un sistema basado en la blockchain, que a través de una transacción con una criptomoneda creada a tal fin, le permita al usuario, gestionar la carga del automóvil con la mínima intervención humana.
Hoy en Alemania más de 1223 estaciones de carga de autos eléctricos se
conectan entre sí y con los usuarios a través del sistema Share & Charge12 basado también en una infraestructura de una blockchain y asociada al emprendimiento anterior.
Otro caso interesante es un proyecto que premia a los productores de energía solar. Se trata de la iniciativa Solar Change13. Por cada megawatt hora entregado a la red, el productor es premiado con un SolarCoin14 que puede ser convertido en bitcoins.
Existe todo un ecosistema de emprendedores que está buscando promover
el desarrollo de una plataforma y protocolo estandarizados para
conectar generadores de energía, redes de operadores y consumidores.
Tal es el caso de la Energy Web Foundation15 o de Grid Singularity16 que se plantearon el objetivo de acelerar el despliegue de las tecnologías basadas en la blockchain en el sector energético. En octubre del 2017, se anunció el lanzamiento de una blockchain desarrollada por ellos, basada en el cliente Parity Ethereum (EWF, 2017).
Según el portal dedicado al tema por la consultora Indigo17, actualmente hay más de 40 emprendimientos vinculados al uso de la blockchain en el ámbito de la energía. Las iniciativas pueden ser agrupadas en tópicos como (i) sistema de pagos basados en criptomonedas, (ii) transacciones P2P, (iii) sistemas de carga de EV, (iv) criptomonedas asociadas a generación renovable, (v) mercados mayoristas, (vi) generación distribuida, (vii) investigaciones de punta.
El Departamento de Energía (DOE) de los EEUU, en sus programas de
investigación e innovación y trasferencia tecnológica se encuentra
apoyando investigaciones en la materia (DOE, 2016) y muy recientemente
están desarrollando sistemas de seguridad basados en la blockchain (Ruubel, 2017). El área de energía de la empresa Endesa perteneciente al grupo Enel lanzó recientemente la Endesa Energy Challenge18,
el primer Lab de investigación de habla hispana centrado en la
tecnología de la blockchain. La empresa Enel acordó recientemente con
la empresa de software Ponton, el desarrollo de un mercado mayorista
descentralizado que han denominado como Enerchain19 y cuyo objetivo es articular una plataforma descentralizada basada en la blockchain
para reducir costos de transacción y mejorar la eficiencia operativa
del sector. En Merz (2016), se analiza en profundidad el potencial de
esta tecnología para la comercialización de la energía. Si se desea
profundizar en el tema, vale la pena consultar este extenso trabajo
donde también se describe esta última iniciativa.
Recientemente, la Unión de la Industria de Electricidad europea,
Eurelectric, que representa a más de 3500 empresas del sector, durante
el 2017 conformó una plataforma de discusión entre expertos20 para investigar el potencial de la tecnología blockchain en toda la cadena de valor de la electricidad, incluyendo la generación, el comercio, el suministro y las redes.
La empresa australiana Power Ledger21 en octubre del 2017 levantó el equivalente a 34 millones de dólares22 a través de una ICO (Initial Coin Offering) que consiste en un medio no regulado de financiamiento colectivo (crowdfunding) que se realiza a través de una oferta de “certificados accionarios digitales”,
emitidos por la empresa ofertante, en este caso el POWR. Así, los
inversionistas compran certificados similares a las criptodivisas, pero
son emitidos por la empresa que realiza la oferta y que se pueden
apreciar si el negocio es exitoso. Durante el 2017, se realizaron por
lo menos 400 ICOs. La plataforma Ethereum
es el principal medio de realización de las ICO con más del 50% de
cuota de mercado. Volviendo, a la empresa citada, Power Ledger está
desarrollando una plataforma de intercambios de energía de punto a
punto basada en la blockchain y que permite a los consumidores y empresas vender sus excedentes de energía solar a sus vecinos sin intermediarios.
El mayor productor de autopartes de China, el grupo Wanxiang se ha
embarcado en una iniciativa vinculada al desarrollo de ciudades
inteligentes y el futuro del automóvil, en la que invertirán, según
dicen, 30 mil millones de dólares para los próximo 7 años conformando
el Wanxiang Blockchain Lab23. Así mismo, desde el 2016 funciona en Beijing Energy Blockchain Lab24, dedicado a promover la economía verde a través de herramientas basadas en fintech y desarrollar aplicaciones basadas en la blockchain orientadas al sector energético.
El operador de redes alemán TenneT junto a la empresa de almacenamiento en baterías Sonnen, la empresa holandesa de energías renovables Vanderbron e IBM, (que desarrolló su propia blockchain de bloque: la Hyperledger25)
entablaron varios proyectos de colaboración para desarrollar sistemas
de estabilización e intercambios a ser utilizado en redes
descentralizadas de almacenamiento de electricidad en baterías
hogareñas y autos eléctricos, basado en la blockchain26. Otra iniciativa a destacar es el emprendimiento inglés Electron27.
Luego de varias sesiones en numerosos eventos y webminars en el ámbito de la energía y de la blockchain, en febrero del 2017 tuvo lugar el encuentro Event Horizon28
en Austria, el primer evento de carácter internacional dedicado
exclusivamente a presentar y debatir cuestiones vinculadas al uso de la
blockchain
en ámbito de la energía. El evento contó con la participación del
Secretario General del Consejo Mundial de Energía y de Vitalik Buterin
un desarrollador de 23 años que se convirtió en una celebridad global,
en el ámbito de estos temas, cuando en el 2013 desarrollo y fundó Ethereum,
un año después de haber ganado la Medalla de Bronce en la Olimpíada
Internacional de Informática y de abandonar la universidad. El evento
se volverá a realizar el año próximo en Alemania. En noviembre del
2017, se realizó en la ciudad de Boston el evento Blochchain in Energy & Industry29
con sesiones dedicadas a IoT y transacciones máquina-máquina, mercados
mayoristas, certificados y energía transactiva, un concepto que va
tomando creciente relevancia a la luz de estas tecnologías.
8. APLICACIONES POSIBLES
Las blockchains
llevan los modelos de intercambio de mercado a lugares a los que no
había podido llegar antes. En concreto, al mantener una única copia del
registro de todas las transacciones realizadas (aunque replicada en
numerosas computadoras), resulta ser una tecnología muy adecuada para
reducir los costos de coordinación y transacción, y favorecer con alto
grado de certificación las operaciones inter-compañía.
La blockchain
vinculada a medidores inteligentes, identificados y certificados
virtualmente, facilitaría la implementación de sistemas de facturación,
seguros y verificables que puedan operar en tiempo real con las señales
de precios dinámicos a medida que la demanda de electricidad cambia
durante el día. Así como sucede en los mercados de activos financieros,
en un contexto de generación distribuida, existirían múltiples unidades
que, simultáneamente producirían, consumirían y/o almacenarían energía,
consumiendo o despachando energía dependiendo de las señales del
mercado, que operaría en tiempo real. Sin embargo, estos mercados no
fluctuarían sobre la base de expectativas, rumores y noticias sino a
partir de la demanda de consumo energético efectivo.
Si consideramos la creciente penetración de autos eléctricos y la
demanda de carga de los mismos, bien podría darse la situación en la
que cualquier casa de cualquier centro urbano podría estar habilitada
para suministrar energía a los automóviles eléctricos estacionados en
forma colindante y el hogar recibir una compensación por haberla
provisto.
En este contexto de transformación tecno-cultural, bien podrían crearse
en el futuro, modelos de negocios basados en la contratación de
servicios sobre todo tipo de dispositivo hogareño (digamos una
heladera, lavadora o aparato de aire acondicionado) y cuyo mecanismo de
fijación de precios sea tan creativo que incluya los propios costos de
la energía que el dispositivo induce. Un esquema de estas
características, seria perfectamente viable y permitiría aprovechar la
potencialmente enorme base de usuarios que el dispositivo contribuiría
a generar, brindándoles a sus consumidores un poder de mercado sobre el
valor de la electricidad, que cada uno, aisladamente, no podría poseer.
Este tipo de modelo de generación de poder de mercado colaborativo para
abaratar costos de energía y convertir la electricidad en una suerte de
activo financiero, sería totalmente viable en el futuro.
Hay que tener en cuenta que hoy en día las empresas están pasando de
ser vendedoras de productos a proveedoras de servicios de productos que
ofrecen casi gratuitamente. Podemos citar al mercado de impresoras, a
los teléfonos móviles, las cafeteras expresso, los automóviles (a
través de la modalidad de leasing) o incluso las propiedades (bajo el
esquema de tiempo compartido), entre tantos otros casos. Sumémosle a
esto el universo venidero de la Internet de las Cosas (IoT) y las
posibilidades de formulación de este tipo de modelos de negocio se
multiplican. Eiglier y Langeard (1989) acuñaron el término “servucción”,
mezcla de producción y servicio, para referirse a esta tendencia de la
economía, en la que poco a poco los bienes materiales se van
convirtiendo en servicios mientras que, a su vez, muchos servicios
tienden a materializarse (pensemos, por ejemplo, en el merchandising de
la industria cinematográfica y del entretenimiento). Cuando los bienes
materiales se convierten en plataformas para gestionar servicios, estos
se convierten en el motor que impulsa la economía de maneras
inusitadas. La servucción representa un cambio fundamental en la forma
de entender los negocios de los tiempos que vivimos (Schuschny, 2007).
La implementación de tecnologías basadas en las blockchains,
simplificarían sustancialmente el actual entramado
operativo-regulatorio que existe entre los generadores, los sistemas de
transmisión, los sistemas de almacenamiento y los operadores que
distribuyen la energía. Como ya comentábamos, la operatoria mayorista,
bien podría realizarse a través de la ejecución de contratos
inteligentes que fueran acordados previamente por las partes
intervinientes y cuyas clausulas o instrucciones podrían activarse en
forma contingente según el devenir de la oferta y la demanda. Tal vez
un esquema de estas características facilitaría la generación de todo
un mercado automatizado basado en reglas de interacción transparentes
expresadas en esquemas de contratos inteligentes vinculados entre sí.
Además, el almacenamiento descentralizado de la información
contribuiría a certificar los registros y a documentarlos, lo que
facilitaría la articulación de los intercambios. Por otro lado, al
poder documentarse todo lo imaginable, se posibilitaría
instrumentalizar, hasta en forma dinámica, la certificación y
verificación de los consumos energéticos, de los ahorros respectivos y,
por esa vía, posibilitar algún esquema de transacciones de emisiones
relacionado al consumo de fuentes fósiles o renovables o hasta fijar
impuestos dinámicos cuando el consumo da lugar a determinada cantidad
de emisiones. Adosado a una blockchain,
todo dispositivo relacionado con la generación, transmisión,
distribución y consumo de energía tendría una trazabilidad tal que
permitiría pensar al sector desde un nuevo paradigma que promueve usos
verdaderamente sostenibles.
Por otro lado, la erogación de los consumos energéticos podría
efectivizarse a través de micropagos denominados en una criptomoneda
utilizada por acuerdo de los participantes del sistema, generando una
gama de posibilidades en lo que a modelos de negocios, coordinación
entre actores y contratos inteligentes respecta, sin la necesidad de
contar con intermediaciones financieras.
Todo esto que se viene comentando, suena a ciencia ficción, pero si
observamos todo lo que ha venido aconteciendo en el ámbito de la
Sociedad del Conocimiento, no deberíamos sorprendernos.
Entre los aspectos importantes que debe considerarse al momento de
desarrollar este tipo de proyectos se puede citar el marco
legal-regulatorio existente y la capacidad de los sistemas hoy en
funcionamiento de viabilizar los cambios planteados, de financiarlos y
escalarlos. A diferencia de lo sucedido en el ámbito financiero, las
transacciones no sólo involucran información e intercambios de valor
sino también el abastecimiento de un servicio energético que se
despliega a través de una infraestructura física lo que agrega una capa
de complejidad que no puede soslayarse.
Un estudio reciente realizado por la Agencia Alemana de Energía (Burger
et al, 2016) realizó una encuesta entre ejecutivos del sector
energético alemán y recopiló opiniones y visiones sobre el uso de la blockchain en el sector. Se constató que el 70% de los encuestados ya estaban contemplando o tenían planeado considerar el uso de la blockchain
para la optimización de procesos, automatización, facturación, ventas,
medición y transferencia de datos y gestión de redes. Los encuestados
instaron a los tomadores de decisiones a acelerar el proceso de
incorporar a la blockchain en sus agendas, promover el desarrollo de
prototipos, analizar los marcos regulatorios a la luz de esta
tecnología y aprovechar su vínculo con los mercados nacientes tales
como la carga, y su facturación, de autos eléctricos.
En función de las respuestas obtenidas en la encuesta, el estudio
citado estructuró las posibles aplicaciones en 2 grandes rubros: (i)
Plataformas y (ii) Procesos. Dentro del primero se incluyeron los
subgrupos: (a) Intercambios P2P, (b) Plataformas de Intercambio, y (c)
Generación distribuida; mientras que en el rubro de Procesos se
consideraron los temas: (a) Facturación, (b) Gestión de la red, (c)
Movilidad, (d) Automatización, (e) Medición y transferencia de datos,
(f) Seguridad, (g) Ventas y Marketing, (h) Comunicaciones.
Todavía no se puede afirmar, a ciencia cierta, si la blockchain
será la tecnología más adecuada para gestionar los procesos
económico-informacionales de la generación, transmisión y distribución
de energía ni si favorecerá el desarrollo del sector energético en
comparación con las soluciones convencionales. La implementación de
sistemas descentralizados supone la configuración de una
infraestructura técnica que incluye el uso de medidores inteligentes,
la participación de desarrolladores altamente capacitados, la
instauración de regulaciones y normativas afines basadas en criterios
de equidad y justicia para todas las partes intervinientes.
Esta nueva tecnología permanece aún circunscripta a un ámbito muy
“tecnologizado” caracterizado por su tecno-optimismo rampante. Las
nuevas tecnologías, en este caso la blockchain,
no sirven si las personas no las entienden o, como suele ocurrir, si
les temen. Las mutaciones de las prácticas son siempre más lentas que
las revoluciones de las técnicas. Es por eso que el uso de la blockchain
en el ámbito de la energía plantea algunas oportunidades y numerosos
desafíos. PwC (2016) desarrolla con cierto detalle los desafíos
esbozados por la blockchain
en el ámbito de la energía, particularmente, en los países
desarrollados. Lo relevante de esta tecnología disruptiva radica en su
capacidad de agregarle al actual entramado informacional que es la
Internet, la capa de confianza que hasta su creación no había sido
posible considerar.
9. A MODO DE CONCLUSIÓN
El reciente interés por las redes inteligentes, la creciente
penetración de las energías renovables no convencionales variables y de
las tecnologías de almacenamiento de energía en el contexto de la
generación distribuida, así como la tendencia hacia la potencial
sustitución tecnológica en favor del automóvil eléctrico y hasta la
“profecía” en torno a la Internet de las cosas, que conectaría todo con
todo, pareciera ser la búsqueda de la comunidad global, por darle una
nueva vuelta de tuerca al ciclo de la producción y de la renta
globalizada, un nuevo impulso pautado por el capitalismo que, sin que
deje de ser un negocio conveniente para los centros de la innovación
global, esté en acuerdo a las necesidades planteadas por la mayor falla
de mercado que el mundo a testimoniado: es decir, al fenómeno del
cambio climático causado por las emisiones antropogénicas.
Es en este contexto de grandes transformaciones y potencial cambio de
las reglas de juego, justo cuando nuevas tecnologías, paradigmas y
conceptos van emergiendo como son el de la generación distribuida, las
redes inteligentes (smart grids)
y micro-redes, el empleo de sistemas de medición neta de electricidad,
el concepto de la energía transactiva, etc., en que aparece (casi de la
nada) la blockchain.
Si esta tecnología madurará como para convertirse en la plataforma
informacional generalizada de la infraestructura ciber-física de los
sistemas eléctricos del futuro, contribuyendo a apalancar la pretendida
transición energética, es aún prematuro asegurarlo. Lo que sí es cierto
es que la blockchain
presenta posibles beneficios y ventajas respecto a otro tipo de
sistemas de procesamiento de la información sobre los flujos
energéticos en las redes, algo necesario si se busca la
descentralización en los procesos de producción y consumo de la
energía. La blockchain
incorpora un importante elemento que yace en la viabilización de todo
contrato entre partes: la posibilidad de operacionalizar la confianza
por lo que permite articular un sistema contable único pero, a la vez,
compartido e interoperable con todas las partes intervinientes de los
procesos de generación y despacho de la energía.
Es por ello, que el presente artículo tuvo por objetivo presentar las
características más relevantes de esta novedosa tecnología que, de
seguro, seguirá dando de qué hablar en el futuro.
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Pie de página:
1 http://www.bitcoin.org
2 https://es.wikipedia.org/wiki/Historia_del_bitcoin
3 Un monto que al 8 de noviembre del 2017, equivaldría los 79.000.000 USD, aproximadamente.
4 http://coincap.io/
5 https://bitcoin.org/es/elige-tu-monedero
6 En rigor, existen también cadenas de bloque que puede ser privadas.
En este caso la información no queda disponible a todo usuario.
8 https://codius.org/
9 https://ethereum.org/
10 http://lo3energy.com/transactive-grid/
11 http://www.brooklynmicrogrid.com/
12 https://shareandcharge.com/en/
13 http://www.solarchange.co/
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15 http://energyweb.org
16 http://gridsingularity.com
17 https://www.indigoadvisorygroup.com/blockchain
18 http://www.endesaenergychallenges.com/es/block chain/
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20 http://www.eurelectric.org/news/2017/eurelectric-laun ches-expert-discussion-platform-on-blockchain/
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29 http://events.cleantech.com/blockchain-summit-2017/