TRIBULACIONES DE LA PRIMERA GENERACIÓN EÓLICA ARGENTINA: UN ANÁLISIS A
PARTIR DE LOS PARQUES MAYOR BURATOVICH Y CENTENARIO EN EL SUR
BONAERENSE.
Luciana Vanesa Clementi
Profesora y doctora en Geografía. Se desempeña como becaria posdoctoral
del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas
(CONICET) analizando los cambios en las redes energéticas del siglo
XXI, a partir del estudio de proyectos eólicos y las nuevas dinámicas
territoriales asociadas en Argentina. Miembro del Centro de Estudios
Sociales de América Latina (Facultad de Ciencias Humanas, Universidad
Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires) desde el año 2012
y docente en las cátedras de Geografía Rural y Geografía Social
(FCH-UNCPBA) desde el 2016. Forma parte del Centro de Estudios sobre
Territorio, Energía y Ambiente de la Universidad Nacional del Noroeste
de la Provincia de Buenos Aires, desde el 2015 donde codirige proyectos
académicos colectivos. clementiluc@gmail.com
Recibido: 22/01/2019 y Aceptado: 25/04/2019
ENERLAC. Volumen III. Número 1. Septiembre, 2019 (44-59).
RESUMEN
Desde fines del siglo XX la valorización del potencial eólico argentino
con fines energéticos presenta matices, que oscilan entre impulsos y
frenos. Dos generaciones de parques eólicos de media y alta potencia
para la producción eléctrica dan cuenta del desarrollo alcanzado. La
región Patagónica y el Sur de la Provincia de Buenos Aires reúnen las
principales iniciativas, las cuales conviven como proyectos activos, en
incubación o paralizados, según cómo han sido afectados por diferentes
dificultades. Tras el inicio del siglo XXI, la mayoría de los parques
de primera generación quedaron inoperantes. Con el objetivo de
comprender las causas que han dejado fuera de servicio estas
iniciativas, el trabajo examina las barreras que han afectado su
funcionamiento, a partir del análisis de dos casos de estudio en el Sur
bonaerense. Las experiencias analizadas reflejan que los inconvenientes
técnicos y los obstáculos financieros y regulatorios fruto de las
fluctuaciones en la coyuntura político-económica del país, han sido
determinantes para el cese de los parques eólicos, a pesar de los
esfuerzos de las cooperativas eléctricas por intentar sostenerlos.
Palabras Claves: Energía Eólica; Parques Eólicos; Barreras;
Cooperativas eléctricas; Argentina
ABSTRACT
Since the end of the 20th century, the valorization of the Argentine
wind potential for energy purposes has nuances that oscillate between
impulses and brakes. Two generations of medium and high power wind
farms for power generation joined those. The Patagonian region and the
south of the province of Buenos Aires gather the main initiatives,
which coexist as active, incubation or paralyzed projects, depending on
how they have been affected by different difficulties. With the
beginning of the 21st century, most of the first generation parks were
inoperative. In order to understand the causes that have left these
initiatives out of service, the work examines the different barriers
that have affected wind farms, based on the analysis of two case
studies in the South of the Province of Buenos Aires. The experiences
analyzed reflect that the technical drawbacks and the financial and
regulatory obstacles resulting from the fluctuations in the
political-economic situation of the country have been decisive in the
cessation of wind farms despite the efforts of the Electrical
cooperatives for trying to hold them.
Keywords: Wind Energy; Wind farms; Barriers; Electric
Cooperatives;
Argentina
INTRODUCCIÓN
En la historia del desarrollo eólico argentino se pueden identificar
diferentes momentos de impulso que reflejan su despegue interrumpido, a
la vez que sientan antecedentes e inducen transformaciones
territoriales. Estas etapas, coexisten en la actualidad y se
manifiestan a través de huellas territoriales. El primer momento está
marcado por el empleo masivo de molinos eólicos aislados que
transformaban la energía cinética del viento en energía mecánica para
el bombeo de agua en los espacios rurales. El segundo, inaugura el
aprovechamiento del recurso eólico para generación eléctrica, gracias a
las iniciativas de cooperativas a mediados de la década de 1990, que
conforman la primera generación1 de parques eólicos. Un
tercer momento
surge con el inicio del siglo XXI, a partir del cual se gesta una
segunda generación de parques eólicos de mayores dimensiones y
vinculados al accionar de nuevos actores, motivados por los estímulos
estatales ante la necesidad por alcanzar un suministro energético más
diverso y sostenible.
De las 13 instalaciones eólicas que conforman la primera generación de
parques eólicos nucleadas en la región Patagónica y en el Sur de la
provincia de Buenos Aires, más de la mitad se encuentran fuera de
funcionamiento.
Con el objetivo de comprender las causas que han dejado fuera de
servicio estas experiencias, el trabajo examina las diferentes barreras
que han afectado los proyectos, a partir del análisis puntualizado de
dos parques eólicos en el Sur bonaerense. Se entiende por barreras a
las contrariedades, dificultades o inconvenientes que intervienen
obstaculizando el proceso de cambio hacia un suministro energético
sustentable. Diversos autores como Lutz (2001), Altamonte et al. (2003)
o Yong Chen (2004) coinciden en identificar la existencia de barreras
al desarrollo de energías renovables y de sus tecnologías asociadas. Se
trata de mecanismos económicos, políticos, conductuales u
organizacionales que habilitan o inhabilitan decisiones y
comportamientos que obstaculizan el despegue de proyectos de generación
renovable o frenan el avance de proyectos ya desarrollados. Estos
inconvenientes suelen clasificarse en barreras de tipo técnicas,
regulatorias, económicas-financieras, político-institucionales o
culturales. Para otros autores como Guzowski y Recalde (2008) y
Recalde, Bouille y Girardin (2015), se trata de una combinación de
condiciones de entorno o de borde (nacionales e internacionales), es
decir, de aspectos del marco institucional, regulatorio y político que
condicionan el diseño y el desempeño o la puesta en marcha de las
políticas energéticas a favor del desarrollo sustentable.
El trabajo se enmarca en una investigación doctoral que tiene como eje
de análisis las transformaciones de las redes de energía en Argentina y
sus impactos en el desarrollo territorial del Sur de la Provincia de
Buenos Aires desde principios del siglo XXI Clementi, L. (2018). Se
opta por un abordaje metodológico cualitativo y un enfoque integral,
que permitió dar cuenta de la manera en que se articulan los actores,
recursos y dispositivos (técnicos, económicos, políticos). Se empleó
información secundaria a partir del análisis de documentación (de
prensa/ archivos públicos/ informes), que se complementó con
información primaria, obtenida mediante observación directa y
entrevistas en jornadas de trabajo de campo durante los años 2014 y
2017. El desarrollo de entrevistas semiestructuradas permitió indagar
sobre la génesis, el avance y las barreras que enfrentan los proyectos
en su implementación, como así también identificar y caracterizar los
discursos, intereses y acciones de los actores involucrados.
Se planteó el estudio de caso como medio de aproximación a la realidad
con la capacidad de proveer un soporte empírico de comprensión de los
fenómenos y procesos que los trascienden. La selección de los casos no
fue realizada al azar, sino que se basó en experiencias de observación
y en su potencialidad para proveer una base empírica relevante para la
interpretación y comprensión del tema estudiado Marrandi et al.,
(2007). Se analizaron una decena de casos de estudio. No obstante, para
el presente trabajo se optó por el análisis del parque eólico Mayor
Buratovich en el partido de Villarino y el parque eólico Centenario en
el partido de Coronel Rosales, ambos en el Sur de la Provincia de
Buenos Aires.
El artículo se estructura en dos partes. La primera, caracteriza la
génesis de la primera generación de parques eólicos en el país,
destacando ciertas condiciones de entorno que resultaron claves en su
gestación. La segunda identifica y explica las diferentes dificultades
financieras, regulatorias y técnicas que se levantaron como barreras
obstaculizando el funcionamiento de los parques eólicos a través del
análisis puntualizado de dos parques eólicos en el Sur bonaerense.
EXPERIENCIAS EÓLICAS PIONERAS DE COOPERATIVAS HACIA 1990
El inicio de la década de 1990 abrió una etapa en Argentina de
profundas trasformaciones. El sector energético no permaneció ajeno a
estos cambios, sino que se vio impactado por un proceso de
privatización. En lo que respecta a la electricidad, el servicio quedó
divido en tres segmentos: generación, transporte y distribución y se
creó un mercado eléctrico mayorista. Como consecuencia, el Estado pasó
de su condición de prestador a regulador del servicio (Ley
Nº24.065/1992), y las empresas estatales fueron segmentadas vertical y
horizontalmente, y por zonas jurisdiccionales (Furlan, 2010).
La privatización de la producción de energía vino acompañada con
incrementos tarifarios los cuales estimularon el deseo del sector
eléctrico cooperativo de contar con fuentes propias de producción
capaces de complementar la energía comprada a las Empresas
Distribuidoras. Los resultados de algunas experiencias piloto y las
facilidades ofrecidas por empresas europeas proveedoras de tecnología,
motivaron a que se comenzara a considerar el viento como un recurso
natural gratuito, abundante y no contaminante, capaz de ser aprovechado
para la producción eléctrica. Esta puesta en valor del recurso eólico,
impulsó a las cooperativas a realizar acuerdos con otras instituciones
públicas y con empresas extranjeras para adquirir el conocimiento
técnico, los equipamientos y el capital financiero.
La primera experiencia que marcó un hito en la historia de la energía
eólica a nivel nacional, es atribuida al parque eólico instalado en
1990 en la localidad de Río Mayo (Provincia de Chubut) con 4 turbinas
Aeroman de origen alemán de 30 kW cada una y una potencia total de 120
kW. El mismo fue montado y puesto en operación bajo la asistencia de la
Dirección General de Servicios Públicos de la Provincia de Chubut, la
supervisión técnica del Centro Regional de Energía Eólica y las
negociaciones con el Ministerio Federal Alemán de Investigación y
Tecnología. Progresivamente el desgaste del propio funcionamiento hizo
que los aerogeneradores instalados comenzaran a sufrir algunos
inconvenientes como la rotura de partes de las turbinas, que hicieron
que, en 1995, quedara fuera de actividad y posteriormente fuera
desmantelado.
El segundo emprendimiento eólico a nivel nacional también se desarrolló
en la provincia de Chubut, pero en la ciudad de Comodoro Rivadavia. El
Parque Eólico Antonio Morán2, fruto de una sociedad entre la
Cooperativa Popular Limitada local, la empresa danesa Micon y el
Instituto de Fomento de Industrialización de Dinamarca3. Se
concretó a
comienzos 1994 con la instalación de dos aerogeneradores de 250 kW cada
uno a 400 m sobre el Cerro Arenal. Esta iniciativa permitió vincular a
la red de servicios de la cooperativa energía para satisfacer los
requerimientos de unas 450 viviendas, a la vez que sometió a prueba los
equipos importados en una de las regiones con mayores vientos del país
Gallegos, (1997).
Los buenos resultados de este emprendimiento y las expectativas de un
mercado creciente hicieron que la empresa Micon, desembarcara en
Comodoro Rivadavia con el fin de conquistar el territorio patagónico y
convertirse en una de las principales proveedoras de equipos en el
territorio nacional.
La producción eléctrica en base al aprovechamiento eólico, despertó el
interés del sector cooperativo eléctrico en otras provincias como
Neuquén y Buenos Aires, ya que veían la posibilidad de abastecer parte
de la demanda de su red local. Así fue que en territorio neuquino la
Cooperativa de Servicios Eléctricos y de Teléfonos de Cutral-Có,
adquirió y puso en funcionamiento un aerogenerador Micon de 400 kW. En
el Sur bonaerense, las dos primeras experiencias corresponden a la
cooperativa CEPA de la ciudad de Punta Alta y CRETAL en Tandil, las
cuales mediante sus emprendimientos desafiaron la creencia que el
potencial eólico se restringía únicamente a la región patagónica.
Hacia mediados de 1990, dos parques eólicos más son inaugurados en
Patagonia. Uno en la localidad de Rada Tilly por iniciativa de la
Cooperativa de Agua y Otros Servicios Públicos (COAGUA), con una
potencia de 400 kW de un aerogenerador marca Micon, y otro fruto de un
acuerdo entre el municipio de Pico Truncado, la provincia de Santa Cruz
y el Ministerio Federal de Investigación y Tecnología de Alemania. Éste
contaba con un programa denominado “El Dorado” a través del cual
otorgaba un subsidio que cubría el 70% de la inversión. Este programa
facilitó la adquisición de turbinas eólicas de cooperativas eléctricas
bonaerenses, que, tras las experiencias cercanas de Tandil y Punta
Alta, fueron movilizadas a apostar por montar sus propios parques. Este
fue el caso de la Cooperativa de Mayor Buratovich que concretó un
acuerdo para adquirir dos turbinas eólicas en 1997, y el de CEPA, que
redobló su apuesta en este tipo de generación a través de tres nuevos
aerogeneradores en 1998. En ambos casos, las cooperativas apostaron por
importar equipos marca An Bonus, de origen alemán.
Casi al mismo tiempo, la Cooperativa de Electricidad Limitada de la
localidad bonaerense de Darregueira (CELDA), adquirió un equipo danés
Neg-Micon4 de 750 kW para producir la energía y alimentar su
red de
distribución local. Éste -según las autoridades de la cooperativa-
permitía entregar el 24% de la energía demandada por el pueblo y de esa
manera ahorrar el 10% del precio pagado por kilovatio provisto por la
Empresa de Distribución de Energía del Sur (EDES). Incluso, los buenos
resultados del funcionamiento del equipo durante los primeros años
hicieron que los usuarios fueran beneficiados con descuentos en sus
facturas a pagar. “Antes de la
devaluación, los socios de la
Cooperativa veían el funciona-miento del molino reflejado en sus
facturas: en 1998 se dio un mes de servicios gratis; mientras que en
1999 y 2000 se abonaba sólo la mitad de la factura”
(Representante
técnico de CELDA, 2015).
A fines del siglo XX, algunos parques eólicos se repotenciaron a partir
de la incorporación de más aerogeneradores como el de Pico Truncado y
Antonio Morán. Este último, se convirtió en el parque de mayor
envergadura del país con 10.560 kW y uno de los más importantes de la
región en esa época. Según el informe de la cooperativa, los
aerogeneradores funcionaron en su plena capacidad hasta el año 2008,
brindando energía a aproximadamente 19.500 hogares.
En el territorio bonaerense, el último parque eólico de esta primera
generación fue inaugurado en 1999 por la cooperativa eléctrica de la
localidad balnearia de Claromecó, la cual montó un aerogenerador marca
Neg-Micon de 750 kW. Según declaraciones de los directivos de la
cooperativa, en condiciones ideales de viento el equipo podía abastecer
a toda la localidad en invierno y un 25% de la demanda en períodos de
mayor consumo como en el verano.
La primera década del siglo XXI no fue testigo de importantes
inversiones en materia eólica. Solo se registraron dos nuevas
instalaciones en provincias que hasta el momento se habían mantenido al
margen de este tipo de proyectos eólicos: el parque General Acha, en La
Pampa y la instalación de un aerogenerador por la empresa Barrick Gold,
en San Juan. El primero fue impulsado por la cooperativa de la
localidad de General Acha, en 2002 y 2004, mediante dos aerogeneradores
Neg-Micon por una potencia total de 1.800 kW. La otra iniciativa
corresponde a una turbina eólica que opera desde el año 2008 para
alimentar las demandas energéticas de las instalaciones de la mina
Veladero de la compañía Barrick Gold en el departamento de Iglesias, en
plena región cordillerana a 4.100 m sobre el nivel del mar.
Esta primera generación de parques eólicos (Tabla I, en la siguiente
página), representa una de las huellas territoriales del desarrollo
eólico en el país. Entre los elementos identitarios se puede reconocer:
el rol protagónico de las cooperativas de servicios eléctricos como
principales impulsoras, el abastecimiento de redes locales y los
convenios con la industria eólica europea para la adquisición de los
aerogeneradores y la asistencia técnica.
Con la crisis del año 2001 que atravesó el país, el progresivo
deterioro económico y de las condiciones de vida de la población, que
llegaron a niveles históricos de pobreza y desempleo, más la creciente
conflictividad social y el desconocimiento generalizado de legitimidad
de los representantes políticos, crearon condiciones adversas para la
continuidad de los proyectos, volviendo a la producción eólica una
opción poco rentable para las cooperativas eléctricas.
Tabla 1.
Parques eólicos de primera generación en Argentina
Fuente: Clementi, 2018
CON VIENTO EN CONTRA
El aprovechamiento del recurso eólico para producción eléctrica a
través de parques de media potencia sentó precedentes con el desarrollo
de la primera generación de parques entre 1990 y 2008. No obstante, la
mayoría quedaron inoperantes. El Sur bonaerense, evidencia esta
situación, donde 4 de los 6 parques eólicos de esta primera generación
están paralizados. Reconocer las causas que lo provocaron resulta
fundamental para entender las barreras que han entorpecido el avance
del desarrollo eólico en el país. A continuación, se analizan dos casos
de estudio: 1- Parque eólico Mayor Buratovich y 2- Parque eólico
Centenario (Mapa 1).
Mapa 1.
Casos de estudio
Fuente:
Elaboración del autor.
Parque eólico Mayor Buratovich en conflicto de regulación
En la localidad bonaerense de Mayor Buratovich al igual que en muchas
comunidades del interior de país, la Cooperativa Eléctrica y de
Servicios (CESMAB) representa uno de los actores locales que más ha
influido en su desarrollo territorial. Desde su fundación esta entidad
ofrece el servicio de electricidad en la localidad de Mayor Buratovich
(5.372 hab.) y la zona rural de influencia dentro del Partido de
Villarino, incorporando en las últimas décadas el de sepelio y
telefonía.
Hacia mediados de 1990, frente a los problemas energéticos que se
avecinaban, las autoridades de la entidad, decidieron apostar por
instalar un sistema de producción eléctrica a partir del
aprovechamiento del viento. A pesar de las escasas experiencias en la
región, donde se comenzaba a incursionar en este tipo de generación
(Pehuen-Có y Tandil en 1995), la idea contó con un fuerte apoyo de la
comunidad “Este emprendimiento se
realizó gracias al esfuerzo
mancomunado de consejeros, empleados y la masa societaria de la
institución que, en aquel entonces, mediante una asamblea
extraordinaria, apoyaron y aprobaron este proyecto con el objetivo de
entregar energía al sistema eléctrico existente” (Autoridades de
la
Cooperativa de Mayor Buratovich, 2015).
Así en 1993, la cooperativa inició los estudios de factibilidad del
parque, dentro de los cuales resultó determinante analizar las
características de los vientos. Con ese fin, instaló una torre de
medición para registrar la intensidad y dirección del viento. Luego de
tres años los registros fueron procesados por el Centro Regional de
Energía Eólica5 de Rawson, y arrojaron que se trataba de una
zona apta
para la producción eólica con vientos preponderantes de buena
frecuencia, poca turbulencia y un valor medio de 8 m/s a 43 m de altura
(Presentación Técnica Planta Generadora: Parque Eólico CESMAB, 1995).
También fueron necesarios estudios técnicos de impacto ambiental y de
factibilidad, que indicaron la necesidad de adaptar la infraestructura
eléctrica construyendo una nueva línea de media tensión y una
subestación transformadora para inyectar la energía generada por los
dos aerogeneradores que integrarían el parque.
Se optó por la compra de dos generadores eólicos marca An Bonus de 600
kW cada uno, accediendo al plan El Dorado Wind que otorgó un subsidio
del 65% y el 35% restante a cargo de la cooperativa, fue financiado
gracias al préstamo otorgado por el FEDEI (Fondo de Empréstito de
Desarrollo del Interior) de la Secretaría de Energía para este tipo de
emprendimientos. Finalmente, el parque fue montado en el año 1997 con
dos operarios enviados por Alemania y la ayuda de personal de
ingeniería de la cooperativa capacitados en la ciudad alemana de Bremen
(Figura 1).
Figura
1. Montaje de los aerogeneradores del parque eólico Mayor
Buratovich. Año 1997.
Fuente: Di Prátula y Pistonesi. (2006).
La energía generada por ambos generadores alcanzaba el 50% de la
energía consumida por los usuarios de la Cooperativa en ese momento e
incluso en muchas oportunidades se producía con excedentes “En el
horario nocturno los aerogeneradores generaban más que lo que consumía
la localidad y esa energía iba a parar a la red (Técnico de la
cooperativa de Mayor Buratovich). Con la intención de comercializar la
energía generada cuando excedía las demandas de la localidad, la
entidad firmó un convenio de venta con la entonces Empresa Social de
Energía de Buenos Aires Sociedad Anónima (ESEBA S.A.) con una cláusula
especial de intercambio bajo parámetros uno a uno.
“En caso de una reducción de la
potencia y/o energía (demanda)
declarada por la cooperativa, dado el convenio ya rubricado por ésta
para la posible compra de energía generada mediante el sistema de
fuentes no convencionales, se conviene de mutuo acuerdo la modificación
de los parámetros físicos de intercambio, dejando sentado que la
cooperativa mantendrá en vigencia el presente contrato,
comprometiéndose a informar a la Prestadora toda modificación real o
estimada en dichos parámetros con por lo menos 30 días de anterioridad.
En este caso se tomará como plenamente justificada dicha variación no
haciéndose posible de sanción alguna…Con el fin de una medición acorde
a lo convenido, se implementará en la S.E. que la Prestadora posee en
la localidad un equipo de medición adicional de energía con el fin de
establecer la diferencia ante la posibilidad de que haya intercambio
durante lapsos de tiempo que favorezcan a la cooperativa. El consumo
final se establecerá del valor que resulte de sumar la energía y restar
la entregada al sistema.”
(Fragmento de la cláusula del contrato de comercialización, 1993)
Sorteado el desafío que implicó la instalación y puesta en
funcionamiento, los inicios del desarrollo del proyecto estuvieron
libres de dificultades. No obstante, progresivamente comenzaron a
surgir conflictos regulatorios y económicos financieros que debilitaron
y frustraron su continuidad.
Por un lado, los cambios asociados a la privatización en los servicios
eléctricos, se manifestaron en el Sur bonaerense con el traspaso de los
contratos que se habían efectuado desde Empresa Social de Energía de
Buenos Aires S.A. a la empresa Distribuidora de Energía del Sur (EDES
S.A.) como nueva prestataria de la región del sudoeste bonaerense. No
obstante, EDES S.A no reconoció la cláusula firmada por la cooperativa
de Mayor Buratovich con ESEBA S.A. por la venta de energía producida
por el parque eólico. Siendo que la nueva empresa de distribución
eléctrica no aceptó lo firmado por ESEBA, la cooperativa nunca cobró la
energía inyectada a la red provincial. En el año 2001 el contrato
caducó sin que EDES S.A. reconociera el traspaso de la cláusula. Esto
motivó una actuación legal por parte de la cooperativa (sin resolución
al año 2018).
Además de no contar con un resarcimiento económico por la energía
inyectada a la red eléctrica por no poder hacer uso de la cláusula
acordada con la empresa adjudicataria, la devaluación monetaria -el
abandono de la paridad cambiaria 1 a 1 con el dólar-, repercutió
negativamente en las inversiones realizadas, haciendo que el parque
eólico trabajara con una recaudación menor, no pudiendo amortizar sus
costos.
La cooperativa tampoco obtuvo los beneficios establecidos por las
normativas que buscaban estimular este tipo de iniciativas. La Ley N°
25.019/98 Régimen Nacional de la Energía Eólica y Solar, establecía un
subsidio de $0,01 por kWh producido por los aerogeneradores y el
diferimiento por 15 años del pago del IVA6 en la
importación de
tecnología eólica, pero el gobierno demoró un año su reglamentación
(Decreto Nº1597/99) y recién fue en 2001 cuando se dispusieron los
instrumentos administrativos que la hicieron operativa (Resolución
Nº113/01). Las demoras para entrar en vigencia, hicieron que comenzara
a aplicarse en medio de una profunda crisis de carácter político,
económico, social e institucional. Por lo tanto, en la práctica esta
ley fue útil fundamentalmente para despertar conciencia general sobre
la alternativa eólica existente (Spinadel, 2015). Cinco años más tarde,
la Ley N°26.190/06 Régimen de Fomento Nacional para el uso de Fuentes
Renovables de Energía creó entre las medidas de impulso un incentivo de
$0,30 por kWh sobre el precio del Mercado Eléctrico Mayorista. Tras su
reglamentación por el Decreto Nº562 tres años después, el incentivo
establecido quedó en $0,15/kWh a ser garantizado por el Fondo
Fiduciario de Energías Renovables. Al no ser con-formado del Fondo
Fiduciario de Energías Renovables, no existieron fondos para pagar las
Remuneraciones Adicionales por cada kWh generado de energía eólica, ni
del resto de las fuentes renovables.
Este contexto motivó al Consejo de Administración de la cooperativa a
tomar la decisión de detener los aerogeneradores del parque en el año
2003 para evitar el desgaste. Si bien los equipos funcionaban
correctamente, con una producción total de 14.500.000 kWh entre
1997-2003, la cooperativa decidió frenarlos hasta que la rentabilidad
volviera a ser factible.
Los habitantes de Mayor Buratovich testigos del esfuerzo del grupo de
pioneros en energía eólica que alentaron la propuesta, solicitaron a
los dirigentes que se esforzaran para que el parque eólico volviera a
generar. Por eso, a pesar de estas barreras regulatorias y financieras,
la cooperativa buscó alternativas para lograr la venta de energía
producida a grandes usuarios de la zona. Entre las tratativas para
comercializar la energía, existieron diferentes intentos de acuerdos de
venta con: 1-Entidades privadas como Dew
Chemical (año 2001); 2- El
polo petroquímico de Bahía Blanca (año 2010) y 3-La provincia de Buenos
Aires (año 2011). No obstante, ninguno se logró concretar por lo que la
entidad se resignó a seguir buscando alternativas dejando al parque
paralizado desde el 2003 hasta el presente (Figura 2).
El giro en las medidas estatales en materia energética a partir de la
nueva ley de Fomento Nacional para el uso de Fuentes Renovables de
Energía destinada a la producción de Energía Eléctrica N°27.191/15
(Decreto N°531/2016), abrió un nuevo escenario tanto para la producción
de energías renovables como para la comercialización de este tipo de
energía entre privados a partir de la creación del Mercado a Término de
Energías Renovables (Resolución N°281/2017). Esta medida habilita la
posibilidad que la cooperativa por muchos años buscó canalizar, sin
poder lograrla.
Figura
2. Estado actual del Parque Mayor Buratovich
Fuente: Tomada en octubre de 2016.
Ante este nuevo contexto, la cooperativa ha recobrado la esperanza al
ver una nueva oportunidad, por lo que ha entablado reuniones con
autoridades de la Subsecretaría de Energías Renovables del Ministerio
de Energía y Minería de la Nación, en las cuales planteó la necesidad
de recuperar el parque eólico a partir de un proceso que se conoce como
repowering o repotenciación7. Frente a esta posibilidad, la
entidad
sostiene “… pretendemos poner a punto
nuestro parque eólico en la
medida en que las condiciones del mercado lo requieran y con los medios
económicos adecuados que fomenten esta expansión …” (Autoridades
de la
Cooperativa de Mayor Buratovich, 2015). Para ello, la idea que tienen
los funcionarios es buscar un inversor, es decir, negociar con empresas
extranjeras que se dedican a la reparación, mantenimiento y venta de
repuestos de equipos. Sin embargo, hasta el momento no se ha avanzado
en esta nueva alternativa de activación del parque.
Parque eólico Centenario en deterioro tecnológico progresivo
La ciudad de Punta Alta ubicada en el partido de Coronel Rosales a la
vera de la Base Naval de Puerto Belgrano, tiene la particularidad de
haber sido el faro de inspiración que condujo al nacimiento del
cooperativismo eléctrico en el país y en Sudamérica hacia 1930. Con
amplio apoyo de la comunidad local, un conjunto de socios enfrentó el
monopolio de la empresa privada que ofrecía un servicio deficiente y
costoso en la zona y fundaron en 1926 la Cooperativa Eléctrica de Punta
Alta (C.E.P.A).
Hacia la década de 1990, acorde a la necesidad de dotar un servicio a
la par del crecimiento de la localidad, y sobre todo de cubrir los
déficits ante las continuas baja de tensión en verano por las demandas
de la actividad turística en el Balneario de Pehuen-Có, la entidad
inició estudios y mediciones de vientos (dirección, velocidad y
constancia) para analizar la posibilidad de instalar un generador
eólico en el área. Los resultados arrojaron que el potencial eólico era
de 8m/s a 40 m de altura, aceptable para la instalación de un
aerogenerador, por lo que se inició las gestiones para la adquisición
de un equipo. Optaron por importar un aerogenerador danés marca Micon
de 400 kW. Éste fue inaugurado en 1995 con una capacidad de generar
1.200.000 kWh anuales, equivalente al 3,5% de la energía comercializada
por la cooperativa en ese año.
La puesta en servicio de este primer aerogenerador de electricidad de
gran porte representó el primer antecedente del desarrollo eólico en la
Provincia de Buenos Aires Para la entidad cooperativa, el resultado fue
alentador, ya que la energía producida por el aerogenerador
representaba un paliativo ante las demandas de la villa balnearia de
Pehuen-Có en temporadas estivales. Estos resultados, sumados al deseo
de CEPA de remplazar parte de la energía comprada a la Empresa
Distribuidora de Energía Sur, representaron los móviles para impulsar
un nuevo emprendimiento.
La relación y el espíritu solidario entre las cooperativas eléctricas
de la región, permitieron que la Cooperativa Eléctrica y de Servicios
de Mayor Buratovich, también involucrada en el desarrollo eólico,
vinculara a CEPA con la consultora alemana DECON (Deutsche Energie
Consult). Esta empresa, cuya casa matriz operaba en la ciudad de
Homburg, a través de un coordinador con sede en la ciudad de Bahía
Blanca, asesoró y gestionó las negociaciones con el Ministerio de
Ciencia y Tecnología de Alemania que ofrecía el plan El Dorado Wind
para la adquisición de generadores. Dicho plan facilitó el
financiamiento de tres equipos marca Bonus de 600 kW de potencia cada
uno, para el nuevo parque eólico.
El ministerio alemán, interesado por promocionar e impulsar su
industria eólica, subsidió el 65% del valor de los equipos de forma no
reintegrable y CEPA absorbió el 35% restante, más los costos de la
construcción de las bases, el montaje y la conexión eléctrica a la red
de media tensión. De esa manera quedaban garantizados los aspectos
económicos ya que, según cálculos de las autoridades de la cooperativa
de ese momento, la tasa de retorno garantizaba la inversión con una
rentabilidad aceptable. La inversión total del proyecto implicó
aproximadamente 2.2 millones de dólares.
A la firma de los contratos y la realización de trámites
administrativos correspondientes, se sumó el estudio de impacto
ambiental a presentar en el Organismo Provincial para el Desarrollo
Sostenible (OPDS), en el que se analizaron factores como ruido, impacto
visual e influencia sobre la flora y la fauna. En cuanto a la gestión
del lugar donde instalar los tres aerogeneradores, no implicó costos en
arrendamiento de tierras, ya que un vecino de Punta Alta puso a
disposición de CEPA el espacio necesario para el emprendimiento en
inmediaciones de la intersección de la Ruta Nacional N°3 y la
Provincial N°249 (a 20 km de Punta Alta). Bajo el asesoramiento de
técnicos alemanes, el trabajo del personal de la cooperativa y de
empresas de transporte y logística contratadas a otras
localidades del país, se montaron los equipos. Finalmente, a fines de
1998 quedó inaugurado el Parque Eólico Centenario con una potencia de
1800 kW (Figura 3).
A pesar de las tareas de mantenimiento regulares, el desgaste propio
del funcionamiento de los aerogeneradores provocó con el correr del
tiempo cada vez mayores desperfectos y roturas de componentes
“Empezamos a tener problemas con los
motores, se nos caían los
engranajes otras veces el cableado…en ciertas ocasiones se paraban los
molinos para desenroscarlos y que no se rompieran…” (Personal
técnico
de CEPA). Por ejemplo, en el año 1999, hubo problemas con las cajas de
engranaje, falla que la empresa fabricante8 reconoció
haciéndose cargo
de su reemplazo por otras nuevas, ya que aún estaban bajo garantía.
Esta reparación implicó desmantelar los aerogeneradores, mediante un
trabajo conjunto de técnicos de la cooperativa y de personal de la
empresa fabricante.
Figura
3. Montaje de los aerogeneradores del parque Centenario. Año
1998.
Fuente: Archivo Histórico Municipal de
Punta Alta.
Tras la crisis del año 2001, la partida del país de empresas del rubro
de eólico a partir de la inestabilidad económica e institucional,
agravó la situación. El cierre de la firma Micon en Argentina,
proveedora de la mayoría de los equipos de esta primera generación de
parques, afectó el servicio técnico que requería el mantenimiento de
los molinos. “Esta marca de molinos,
como el que tenemos nosotros,
tenía un representante que hacía mantenimiento y cerró sus oficinas en
el país y los repuestos ya no se venden en Argentina. Ahora hay que
importarlos. Y también perdimos el apoyo técnico” (Personal
técnico de
la cooperativa de Punta Alta, 2014).
La ausencia del asesoramiento técnico por la retirada de las
principales empresas eólicas extranjeras, motivó a que se realizaran
sólo mantenimientos correctivos, es decir, de intervenciones de los
equipos de operación y mantenimiento de emergencia para arreglar
averías. A su vez, las deficiencias en relación a la cobertura
geográfica a lo largo del país de los servicios de operación y
mantenimiento que permanecieron, resultó otro aspecto limitante
(Rabinovich, 2013).
Progresivamente, la falta de un adecuado mantenimiento preventivo y
periódico de los aerogeneradores -análisis de aceites, termografías,
ajustes, actualizaciones- condujo a fallas en los equipos y/o
destrucción de componentes en algunos casos. En este con-texto, los
sucesivos desperfectos y roturas propias del funcionamiento, llevaron a
tener que importar repuestos. Por ejemplo, a principios del 2004,
empezaron a tener problemas los rulemanes, repuestos que no existían
localmente y había que necesariamente importarlos. A estas
dificultades, se sumaron las trabas impuestas para la compra de equipos
o autopartes en el exterior y los inconvenientes administrativos en la
Dirección General de Aduanas, que retrasaban la entrega de los
repuestos. En algunos casos, demoras de varios meses que extendían el
período en que los aerogeneradores debían estar fuera de
funcionamiento. Las empresas que fabricaban y comercializan estas
tecnologías denunciaban, que la Aduana en ocasiones rechazaba el
ingreso de productos e insumos sin brindar detalles del estado de las
operaciones.
El fin de la convertibilidad monetaria dificultó aún más la operatoria
por la diferencia cambiaria. Como consecuencia, durante la primera
década del 2000, dos de los equipos del parque eólico Centenario
quedaron inoperantes ante los altos costos que implicaba para la
cooperativa repararlos. Esto motivó que el tercer aerogenerador fuera
detenido por CEPA antes de que se rompiera en 2014. El último registro
de la energía generada por ese aerogenerador fue de 120.222 kWh
(Memoria y balance CEPA, 2014).
Para poder superar estas barreras, CEPA llevó a cabo gestiones y
reuniones con diferentes tipos de actores vinculados al sector
energético. En primer lugar, buscó obtener algún tipo de subsidio o
ayuda externa para costear reparaciones. Junto a otras cooperativas
eléctricas del Sur bonaerense que enfrentaban las mismas dificultades,
participaron de encuentros con autoridades y funcionarios de la
Dirección Provincial de Energía y el FREEBA en 2011, buscando
posibilidades de financiamiento a través del crédito. También
impulsaron encuentros en la Secretaría de Energía de la Nación
planteando la intervención del Estado.
En otro intento por subsanar la situación del parque eólico paralizado,
CEPA buscó alternativas por otros canales. Para ello se asoció a una
consultora regional y la Universidad Provincial del Sudoeste, para
presentar ante la Agencia Nacional de Promoción de Ciencia y Tecnología
un proyecto de innovación tecnológico y obtener financiamiento. No
obstante, esa propuesta no fue aprobada (Memoria y balance CEPA, 2014).
Pese a los numerosos intentos de CEPA de recuperar el funcionamiento
del parque Centenario, sus aerogeneradores al 2018 siguen sin operar
como gigantes paralizados que han perdido sus fuerzas (Figura 4).
Figura
4. Estado actual del parque eólico Centenario
Fuente:
Tomada en octubre de 2016.
CONCLUSIONES
La imagen de los parques eólicos de la primera generación paralizados
con sus aerogeneradores instalados como gigantes inmóviles, sin dudas
no representa una buena publicidad para las energías renovables en
Argentina. Pese a eso, son iniciativas valiosas que merecen ser
rescatadas, ya que además de sentar los primeros antecedentes en el uso
energético del potencial eólico.
Para las cooperativas eléctricas, no fueron los molinos los gigantes
por vencer, sino las barreras político-institucionales y
económico-financieras que se interpusieron en el camino de la
generación renovable que su espíritu aventurero las había impulsado a
conquistar.
Progresivamente, diversas dificultades debilitaron sus proyectos. En
general, la crisis económica y política del 2001, trastocó la paridad
cambiaria 1 a 1 con el dólar, estirando el plazo de recuperación de las
inversiones hechas por las cooperativas. Así mismo, las políticas
adoptadas por el Estado Nacional en materia energética en relación a
los subsidios a los precios de la generación eléctrica convencional
desde 2003, hizo que para las distribuidoras sea más económico comprar
la energía en el Mercado Eléctrico Mayorista, que seguir generándola.
Particularmente, para el parque Centenario, el peso de los
inconvenientes técnicos y las fallas de operatividad fueron
determinantes, debido a las trabas y demoras en conseguir los repuestos
y su elevado costo. En el caso del parque de Mayor Buratovich, la
errática aplicación de legislación que reguló y estimuló ese tipo de
inversiones y las dificultades para poder vender la energía excedente a
privados, impulsaron la decisión de frenar la generación, ya que se
volvió inviable económicamente.
Como consecuencia, desde el sector cooperativo ven a aquella primera
generación de parques eólicos con orgullo y a la vez con nostalgia.
Sostienen que se trataba de excelentes ideas, pero en el momento
equivocado. Pese a la búsqueda infructuosa de soluciones a través de
canales oficiales y privados, aún consideran sus parques como cuentas
pendientes. No obstante, como experiencias precedentes dejan
aprendizajes, entre los se pueden mencionar:
• La participación, el compromiso y el rol activo que adoptaron las
cooperativas como actores locales ante el desafío de producir energía
eléctrica a partir de una fuente no contaminante.
• Los convenios y acuerdos de las cooperativas con las empresas
fabricantes de equipos y los organismos extranjeros de financiamiento
como antecedentes de las negociaciones pactadas y los esfuerzos para
adquirir conocimiento técnico, equipamiento y capital financiero.
• La importancia que la coyuntura político-económica provea las
garantías necesarias de cumplimiento del marco regulatorio para alentar
y garantizar las inversiones en proyectos eólicos en el largo plazo.
• La necesidad de poner en marcha capacidades locales para la
fabricación de aerogeneradores con diseños adaptados a las necesidades
locales, capaz de facilitar la gestión de repuestos ante posibles
fallas o desperfectos.
El contexto nacional actual a favor de las energías renovables abre
nuevas expectativas. En materia eólica, cerca de 60 nuevos parques
eólicos fueron adjudicados entre 2016 y 2018 para ser construidos en el
país en el marco de subastas, muchos de los cuales ya comenzaron a
operar. El Sur bonaerense por sus excelentes condiciones es la región
que más proyectos reúne, incluso Villarino y Coronel Rosales -los
partidos donde se localizan los parques que fueron analizados-son
testigos de nuevas iniciativas: La Castellana II de 100 MW (inaugurado
en 2018), Vientos del Secano de 50 MW y De la Bahía de 28 MW (en
construcción). Se trata de proyectos de grandes dimensiones impulsados
por empresas privadas de capitales nacionales e internacionales.
Este nuevo momento de impulso al desarrollo eólico podría ser
acompañado de un proceso de puesta en valor de los parques de primera
generación, que permita recuperar esas experiencias y extender su vida
útil, considerando la necesidad que tiene el país de nuevas fuentes de
energía ante un parque generador dependiente y deficitario.
REFERENCIAS
Altomonte, H; Coviello, M y Lutz,
W. (2003). Energías renovables y eficiencia energética en América
Latina y el Caribe. Restricciones y perspectivas. Serie Recursos
Naturales e infraestructura. División de recursos naturales e
infraestructura. (65). CEPAL. Santiago de Chile. p.71
Clementi, L. (2018). Energía Eólica
y territorios en Argentina. Proyectos en el Sur de la Provincia de
Buenos Aires entre fines del siglo XX y principios del siglo XXI.
(Tesis doctoral). Departamento de Geografía y Turismo. Universidad
Nacional del Sur. Bahía Blanca. Recuperada de
http://repositoriodigital.uns.edu.ar/
bitstream/123456789/4197/1/TESIS%20DOCTORAL.
Clementi%20Luciana%20%202017.pdf
Cooperativa de luz y fuerza
eléctrica, industrias y otros servicios públicos, vivienda y créditos
Punta Alta (2014). Memoria y balance. Ejercicio N°87. Buenos Aires.
Argentina.
Cooperativa eléctrica y de
servicios Mayor Buratovich Ltda. (2010). Cronología de Eventos
Relacionados al Parque Eólico. Buenos Aires. Argentina
Cooperativa eléctrica y de
servicios Mayor Buratovich Ltda. Presentación técnica de la Planta
Generadora: Parque Eólico. Buenos Aires. Argentina
Di Prátula, H.R. y Pistonesi, C.
(2006). Parque eólico para cogeneración en el sector industrial al sur
de la Provincia de Buenos Aires. (Grupo G.E.S.E.). Universidad
Tecnológica Nacional. Facultad Regional Bahía Blanca.
Furlan, A. (2010). La reinvención
de la geografía de la electricidad en el contexto de la transición
energética contemporánea. Contribuciones a partir del caso de estudio
de la costa atlántica bonaerense. En III Jornadas del Doctorado en
Geografía. Desafíos Teóricos y Compromiso Social en la Argentina de
Hoy. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Universidad
Nacional de La Plata.
Gallegos, E. (1997). El viento
amigo del hombre. Energía eólica en Argentina. Comodoro Rivadavia.
Guzowski, C. y Recalde, M. (2008).
Barreras a la entrada de las Energías Renovables: el caso argentino.
Avances en Energías Renovables y Medio Ambiente Vol. 12,31-38.
Lutz, W. F. (2001). Reformas del
sector energético, desafíos regulatorios y desarrollo sustentable en
Europa y América Latina. Serie Recursos Naturales e infraestructura Nº
26. Proyecto CEPAL/Comisión Europea. Promoción del uso eficiente de la
energía en América Latina. Santiago de Chile.
Marrandi, A; Archenti, N. y
Piovani, J. I. (2007). Metodología de las ciencias sociales. Emecé,
Buenos Aires.
Rabinovich, G. (2013). Rápida
evaluación y análisis de los objetivos del proyecto energía sustentable
para todos en el sector energético de la República Argentina. Informe
Final BID. Buenos Aires.
Recalde, M. Y; Bouille, D. H y
Girardin, L. O. (2015). Limitaciones para el desarrollo de energías
renovables en Argentina. Problemas del Desarrollo 183 (46).
Spinadel, E. (2015). El Futuro de
la Industria Eólica Argentina. En Expo Viento y Energía 2015. Facultad
de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires.
Yong Chen (2004). Promotion of
Renewable Energy Globally Based on Johannesburg. Follow-up. Stockholm
Environment Institute.
NOTA: Las leyes y resoluciones
mencionadas en el presente trabajo pueden ser consultadas en el sitio
oficial Infoleg http://www.infoleg.gob.ar
------------
Pie de
página:
1 El término de generación remite a
cohortes de edad iguales o cercanos, y alude a individuos que además de
compartir un conjunto de elementos identitarios, están sujetos a las
mismas fuerzas determinantes socio-históricas, que actúan como
dificultades u oportunidades.
2 Nombre del maestro y político
Antonio Moran uno de los gestores del emprendimiento que falleció,
antes de que se pudiera llevar a cabo.
3 El IFU proveía fondos para
fomentar el desarrollo de emprendimientos eólicos en países en
desarrollo del hemisferio Sur.
4 Producto de la fusión en el año
1997 de la compañía Micon con otro fabricante de aerogeneradores
denominado Nordtank Energy Group (NEG).
5 Creado mediante un convenio entre
Chubut, la Universidad Nacional de la Patagonia “San Juan Bosco” y la
Secretaría de Energía de la Nación en 1985 para realizar mediciones
detalladas del potencial de los vientos patagónicos, confeccionar mapas
eólicos y series estadísticas con vista al aprovechamiento energético.
6 Sigla de impuesto sobre el valor
añadido o de impuesto sobre el valor agregado, impuesto que grava el
valor añadido o agregado de un producto en las distintas fases de su
producción.
7 Reemplazo de los equipos más
antiguos antes de llegar al final de su vida útil e incrementar la
potencia total de los parques eólicos incorporando nuevos.
8 La política de las empresas
alemanas de fabricación de aerogeneradores consistía en mostrar la
calidad y el servicio.